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Katy Mikhailova

La belleza de la bondad

El film 'De vuelta al Mundo' muestra la capacidad y el deseo de un equipo de personas de ayudar a niñas en la India que padecían una sordera profunda.

El film 'De vuelta al Mundo' muestra la capacidad y el deseo de un equipo de personas de ayudar a niñas en la India que padecían una sordera profunda.
Anna Corbella y Gerard Marín | Cordon Press

La bondad es bella, y es algo que pude volver a reconocer y sentir hace tan sólo unos días. Cuando estamos inmersos en continuas amenazas terroristas y otro tipo de tragedias, de pronto, en medio de todo esto, asoma algo muy hermoso y auténtico: la Bondad, para mí en mayúsculas; que en este caso refleja, a través de un film De vuelta al Mundo, la capacidad y el deseo de un equipo de personas de ayudar a niñas en la India que padecían una sordera profunda.

El silencio, si lo dices, si lo pronuncias en voz alta, se rompe. Nosotros tenemos, la inmensa mayoría, el privilegio de oír y, por tanto, de emitir los mismos sonidos, o sonidos parecidos. Quizá tendemos a valorar algo cuando carecemos de ello. Esto es un lujo. Pero no somos conscientes de ello hasta que lo perdemos y no lo hemos alcanzado aun.

Hoy, desde aquí, quiero dirigirme con esta columna a María José Gassó y a todo el equipo que trabaja en Gaes, así como a la Fundación Vicente Ferrer por haberme hecho vivir una experiencia, aunque fuera a través de una pantalla de cine, que me ha emocionado y me ha recordado que la belleza sigue latente.

La película, producida y realizada en la más alta definición, recoge el viaje que los regatistas Anna Corbella y Gerard Marín llevaron a cabo en la India para ser testigos de los resultados de un proyecto llamado Speech Therapy, una iniciativa solidaria de GAES y la Fundación Vicente Ferrer, destinada a tratar la sordera y estimular la audición de 12 niñas a través de la adaptación de audífonos.

"Cuando haces ‘el mal’, necesitas protección, pero cuando haces ‘el bien’ tienes eso que llaman divina providencia que te protege", comentaba Imanol Arias durante la presentación del film en Cinesa en Príncipe Pío.

La película refleja la inocencia, la ilusión, el miedo, la curiosidad, la duda, la esperanza, la vitalidad y la felicidad de doce niñas que no oyen. Doce niñas que, gracias a todo el apoyo logístico y capital humano, empiezan a oír, y, después, a emitir sonidos también. Momentos fascinantes en los que toda la sala rompía a aplaudir el éxito y la gratitud de las personas, entre las que estaba María José Gassó, directora de GAES, o la audioprotesista voluntaria Sonia Viña, a quien pude ver con lágrimas en los ojos al finalizar la proyección de la película.

Eso es lujo, el ayudar y ser ayudado. Y debería ponerse más de moda aún el favorecer a otros sin ningún objetivo. Desde aquí le doy las gracias a personas como María José o Sonia antes mencionadas, y a todo aquel que colabora directa o indirectamente en esta bonita causa, como Eduardo Navas, Miguel Maudit, Antonio Gassó, y muchos más que seguro que me dejo en el tintero, que hacen que la humanidad demuestre su nobleza. La belleza de la bondad está viva, amigos, sólo hay que cultivarla.

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