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EL TÉCNICO, MUY DISCUTIDO

Luis Enrique ya es silbado en Roma

Su mala relación con Totti y otros pesos pesados del vestuario complican su situación.

Su mala relación con Totti y otros pesos pesados del vestuario complican su situación.
Luis Enrique, durante el partido ante el Slovan. | EFE

La aventura italiana de Luis Enrique no está siendo todo lo idílica que cabría esperar. El técnico asturiano asumió el reto de dirigir a la Roma, un equipo con muchas aspiraciones y con varios años de decepciones. Y no ha podido empezar peor.

La Roma fue eliminada de la Europa League tras empatar en casa (1-1) ante el Slovan de Bratislava y no culminar la remontada después del nefasto resultado (1-0) cosechado en Eslovaquia. El principal objetivo del equipo giallorosso en el inicio de campeonato ha resultado ser un fiasco y todos los dedos apuntan al entrenador.

Luis Enrique tuvo que escuchar ayer los primeros silbidos desde la grada del Olímpico de Roma. Con 1-0 en el marcador, el entrenador decidió mandar al banquillo a Totti, institución del club, que se fue directamente a los vestuarios con cara de pocos amigos. El técnico se llevó la pitada correspondiente. Minutos después llegó el empate eslovaco.

En rueda de prensa, Luis Enrique explicaba el cambio y dejaba la puerta abierta a una salida: "Mis elecciones no pueden estar condicionadas por las críticas. El día en que los jugadores no me quisieran seguirme, mi presencia aquí no tendría sentido".

El técnico ya mostró una cara agria tras la derrota (3-0) en el Trofeo Naranja disputado ante el Valencia y dio muestras de no estar pasándolo demasiado bien en Roma. El equipo es uno de los que más se ha reforzado este verano con incorporaciones como Bojan o José Ángel, que son peticiones expresas del asturiano.

Sin apenas conocimiento del fútbol italiano, Luis Enrique ha desembarcado en la Roma y, tras dos meses, ya se ha ganado la enemistad de los pesos pesados del vestuario. Aparte del enfado con Totti, capaz de echar entrenadores porque es más importante que la loba del escudo, Luis Enrique tampoco ha hecho demasiados amigos con Perrotta, peso fuerte del vestuario, y Borriello, el mejor delantero de la pasada campaña.

Luis Enrique va a tener muy difícil cambiar la situación porque lo primero es ganarse al vestuario. No es lo mismo entrenar a chavales del filial del Barcelona que a jugadores que están de vuelta de todo y tienen casi la misma edad que el técnico. Mientras, le siguen llegando refuerzos hechos a su medida, el último, Osvaldo.

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