Siete de la mañana. Suena la alarma. Los jugadores comienzan un nuevo día de entrenamiento. A las 07:15, la plantilla tiene que estar desayunando para coger fuerzas ya que el autobús, que ya está esperando en la puerta del hotel, sale camino del campo de entrenamiento a las 07:35.
No hay ni un segundo de reposo. Diego Pablo Simeone y Óscar Ortega, el preparador físico, han planeado una pretemporada asfixiante. No hay quejas dentro del vestuario ya que están concienciados y entregados por la causa. La afición exige cada año más que el anterior y saben que no pueden permitirse el lujo de bajar los brazos en esta nueva campaña.
La primera sesión de entrenamientos dura sólo una hora. A las 09.30 se sirve el segundo desayuno para que cojan nuevamente fuerzas. Una vez repletos de energía, toca ejercitar el cuerpo en el gimnasio. Después de comer, descansar en el hotel y merendar, los futbolistas se ejercitan por última vez. La cena está servida a las 21:30. A partir de ahí, todos disfrutan de unas horas libres para hacer lo que les plazca. Al día siguiente, se repite la escena.