L D (EFE) Sirera salió al paso del órdago de la secretaria general de deportes de la Generalidad, Anna Pruna, que instó a la selección catalana a jugar el amistoso que tenía previsto frente al combinado de Estados Unidos el próximo 14 de octubre, incumpliendo así la Ley del Deporte y el criterio del máximo organismo del fútbol español, la RFEF.
Para Sirera, "es una clara muestra de irresponsabilidad que el gobierno de Cataluña anime a incumplir una ley". "Tampoco pueden trasladar el problema a los deportistas poniéndoles entre la espada y la pared", ha añadido. A Sirera le "preocupa, y mucho, que se intente ganar en el terreno deportivo lo que no pueden ganar a nivel político".
Para Sirera, "es una clara muestra de irresponsabilidad que el gobierno de Cataluña anime a incumplir una ley". "Tampoco pueden trasladar el problema a los deportistas poniéndoles entre la espada y la pared", ha añadido. A Sirera le "preocupa, y mucho, que se intente ganar en el terreno deportivo lo que no pueden ganar a nivel político".
Mas y Carod enseñan sus cartas
El presidente de CiU, Artur Mas, ha enseñado sus cartas en el asunto del partido entre Cataluña y Estados Unidos. La RFEF lo prohíbe, pero Mas tiene claras sus preferencias: le gustaría que "Cataluña pudiera jugar también los partidos oficiales". A esta postura de enfrentamiento contra la Ley del Deporte y la Federación se ha unido Carod Rovira, quien acusa al máximo organismo del fútbol español de provocar "una politización intolerable" por el hecho de que aplique dicha Ley para no apoyar este encuentro.
Artur Mas había criticado con anterioridad a Carod Rovira y a José Montilla por no haber "salido en defensa" de la celebración del partido amistoso entre Cataluña y Estados Unidos. Más tarde, Carod Rovira afirmaba que no encontraba argumentos para que se prohibiera. "No veo con qué argumento se puede impedir. Impedir esto es bastante incomprensible porque es ir contra el fútbol y las relaciones de amistad entre los pueblos y las selecciones", señaló.
Asimismo, Rovira cargaba con fuerza contra la RFEF, a la que acusa de politizar el encuentro, aunque él mismo afirmaba que "esto no tiene nada que ver con el deporte y sí con la política". Por tanto, Carod-Rovira concluyó que "hay una clara voluntad de politizar el deporte" y pidió "formalmente" que dejen de hacerlo. Según el vicepresidente de la Generalitat, "la sociedad catalana quiere que se celebre ese partido", previsto para octubre, a la vez que insistía en que "es intolerable ese intento de politización". Confirmó además que la postura de la Generalidad es que "Estados Unidos y Cataluña tienen todo el derecho del mundo a jugar".