LD (EFE) La audiencia preliminar se celebró en medio de una enorme expectación en el aula magna del Palacio de Justicia de Milán, donde se congregaron más de medio centenar de abogados y multitud de accionistas en busca de compensación. El fundador y ex presidente de Parmalat, Calisto Tanzi, fue uno de los grandes ausentes "por motivos de salud", según su defensa, que hizo hincapié en su disposición a colaborar plenamente con la Justicia para reconstruir en su totalidad el proceso que llevó al "singular" colapso de Parmalat.
Tanzi y algunos de los entonces principales directivos de la sociedad fueron arrestados el pasado diciembre, pocos días después de que se detectara un "agujero" financiero de más de 14.000 millones de eurosen las cuentas del grupo. A raíz de las investigaciones, la Fiscalía de Milán acusó a 29 personas y tres entidades (el Bank of America y la firmas auditoras internacionales Grant Thortnon y Deloitte & Touch) con cargos que van desde especulación abusiva hasta falsa información contable y obstáculo a la autoridad de vigilancia del mercado.
El actual gestor extraordinario de Parmalat, Enrico Bondi, actúa en el juicio como parte civil, al igual que el organismo rector de la Bolsa de Milán (Consob) y la asociación de consumidores Adusbef, que representa a 4.000 inversores para los que solicita una indemnización de ocho millones de euros sólo por los daños morales.
La rabia y frustración de los afectados se pudo sentir a la entrada del Palacio de Justicia, donde una multitud se congregó para mostrar su indignación contra los antiguos responsables de Parmalat y los bancos que les aconsejaron invertir en valores de la sociedad láctea. Se calcula que son más de 135.000 las personas que invirtieron su dinero en títulos y obligaciones emitidas en su día por Parmalat sin una cobertura sólida, y que por el momento no han obtenido ningún tipo de compensación.
En la actualidad, Parmalat, bajo la administración de Enrico Bondi –nombrado gestor extraordinario por el Gobierno–, se encuentra inmersa en un plan de reestructuración que pretende reducir las pérdidas este año a 108 millones de euros y volver a los beneficios en 2005. El proyecto contempla además una retribución a los pequeños inversores de 650 "warrants" (opciones de compraventa de activos) por cada mil acciones y la reestructuración de la deuda con una inyección de capital para la distribución de los nuevos títulos, que podrían ser readmitidos en la Bolsa italiana el próximo mes de diciembre.