Uno de los motivos por los que creció el número de tarjetas ha sido sin duda ofrecer productos con descuentos, ya sea directamente o a través de puntos con los que podemos posteriormente conseguirlos. Las tarjetas con descuento son muy útiles en momentos como el actual, siempre que como siempre el consumidor compare su coste y su beneficio. Siempre, por supuesto el consumidor debe tener en cuenta su coste de emisión y su uso, de poco sirve pagar una cuota de 45 euros al año si la tarjeta no la vamos a utilizar, mientras si la usamos como método habitual de pago esta comisión puede ser barata. Lo más rentable por supuesto, las tarjetas que puedes conseguir sin coste alguno pero dentro del enorme parque de plásticos que se comercializa en España debemos elegir las adecuadas.
Lo más práctico es tener tarjetas con descuentos universales, que se apliquen en todas las compras, que como podrán ver en nuestro comparador de media se sitúa entre el 1% y el 2%, existiendo muchos casos con descuentos específicos en sectores como combustible, grandes superficies, en los que esta cantidad es incluso mayor. Para que estos descuentos si sean un ahorro para el consumidor, debemos liquidar las compras realizadas sin utilizar ninguna vía de financiación, ya que si es así, ya estamos incurriendo en unos gastos financieros que en la mayoría de los casos superaran lo ahorrado.
Elegir correctamente la financiación
La financiación con tarjeta de crédito es generalmente cara en términos anuales, si comparamos su TAE con otros productos de financiación. Esto es debido a que si bien muchas veces se publicita el tipo de interés nominal mensual, en términos anuales este se multiplica. Así por ejemplo un 1,5% nominal supone un 19,60% TAE, teniendo en cuenta estos costes, existen diferentes vías de financiar con sus ventajas e inconvenientes:
- Fraccionar una compra determinada: Con esta opción sabremos desde un principio que cuota pagaremos (suma de lo destinado a pagar la compra más sus respectivos intereses) y el final de la deuda. Es la opción más adecuada de financiación y por supuesto debemos elegir el plazo más corto posible para que los intereses sean menores.
- Pagar una cuota fija todos los meses: Esta opción es cómoda, ya que conocemos que vamos a pagar todos los meses pero exige un buen control de nuestras cuentas. El primer consejo es huir de las cuotas más bajas, existen mínimos de por ejemplo 18 euros mensuales, pero si nuestra deuda supera los 1.500 euros, con este mínimo los intereses generados por nuestra tarjeta superarían esta cuota y en vez de ir pagando haríamos crecer la cuota. Por ello, lo mejor es que adecuemos la cuota a pagar a nuestra deuda de forma de que mes a mes vayamos disminuyéndola y por tanto la cuantía de intereses que genera.
- Pagar un porcentaje sobre la deuda: Sin duda la opción más peligrosa, especialmente si vamos acumulando compras mes tras mes. En el mejor de los casos, sin acumular compra se pagaría menos cada mes por la parte de la compra que amortiza, pero siempre dejando una cantidad que genera intereses y gasto para el consumidor. Por ello, lo recomendable si utilizas esta forma de financiación, que sea los primeros meses y cuando la deuda sea menor, realizar una amortización total.
Además en muchas ocasiones existen promociones que permiten fraccionar en cortos plazos (generalmente hasta 3 meses) compras importantes sin coste para el consumidor o pagando una baja cuota. Esta combinación de ahorro en la compra y financiación, comparando siempre ha de tenerse en cuenta para que nuestro presupuesto supere las "cuestas" cada vez más abundantes.