Suiza es el país más competitivo del mundo en este ranking elaborado anualmente por el Fórum Económico Mundial, con una puntuación de 5,81 puntos. Para realizar este índice, el FEM tiene en cuenta las instituciones, la infraestructura, la estabilidad macroeconómica, la educación y la salud, la eficiencia del mercado o el acceso a la tecnología. También tiene en cuenta otros indicadores, como la sofisticación empresarial o la Innovación.
A Suiza le siguen tres países miembros de la Unión Europea, Finlandia, con 5,76 puntos, y Suecia y Dinamarca, con 5,74 y 5,70 puntos respectivamente. Le siguen Singapur, que repite quinta posición, y Estados Unidos, que con 5,61 puntos cae de la primera a la sexta posición. Completan la lista de los 10 primeros Japón (5,60 puntos), Alemania (5,58), Holanda (5,56) y el Reino Unido (5,54). Australia (5,29) y Nueva Zelanda (5,15) ocupan los lugares 19 y 23, y el país africano más competitivo es Túnez, que cierra la lista de los 30 primeros. Chile es el primer país de habla hispana, un puesto por encima de España. Israel ocupa el puesto 15, y la primera república ex soviética es la Checa, en el puesto 29, con 4,74 puntos.
España tiene que flexibilizar el mercado laboral
En el caso de España, "La fortaleza de España se refleja en unas excelentes tasas de escolaridad en todos los niveles educativos, unos muy buenos indicadores de sanidad pública, buenas infraestructuras y un entorno macroeconómico estable". No obstante, " "también existe un número de áreas que podrían impedir al país mejorar su competitividad". En concreto, "como en el caso de otros países europeos, su mayor debilidad es la falta de flexibilidad y eficacia de su mercado laboral así como las distorsiones existentes en su mercado de bienes".
A juicio del equipo que ha elaborado el Índice de Competitividad, las autoridades españolas "también podrían hacer algo más para reducir la carga del papeleo y la burocracia e impulsar la calidad de las instituciones de educación superior, incluidas las comprometidas con la investigación científica e innovación tecnológica". Consideran que "España dispone del potencial para convertirse en una de las economías más competitivas de Europa", pero "la capacidad de España para alcanzar los niveles de competitividad de los líderes europeos dependerá de manera crucial en su capacidad en los próximos años para flexibilizar su mercado laboral".