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"Japón necesita reformas urgentes para garantizar su crecimiento"

Japón celebra este domingo unas elecciones que, por primera vez, podrían apartar del poder al Partido Liberal. Existe temor a otra década perdida. Yusuke Horiguchi, economista jefe del Instituto Internacional de Finanzas y ex-director regional del FMI, analiza los retos de la economía nipona.

Japón celebra este domingo unas elecciones que, por primera vez, podrían apartar del poder al Partido Liberal. Existe temor a otra década perdida. Yusuke Horiguchi, economista jefe del Instituto Internacional de Finanzas y ex-director regional del FMI, analiza los retos de la economía nipona.

Japón celebra este domingo unas elecciones generales que, según las últimas encuestas, pueden apartar por primera vez del poder al gobernante Partido Liberal (sólo ha ocurrido una vez en la historia reciente, por un breve periodo de tiempo, entre 1993 y 1994).

El cambio previsto puede explicarse, en gran medida, por el miedo existente a otra década económica perdida. Este mismo año, Tokio experimentará su peor recesión desde la II Guerra Mundial, un -6.8% en términos reales (fuente: OCDE). Será, por otra parte, la quinta de las últimas dos décadas.

Para entender mejor lo que se juega Japón tras los comicios del próximo día 30, Libertad Digital ha podido entrevistar en exclusiva a Yusuke Horiguchi (economista jefe del Instituto Internacional de Finanzas y ex-director del FMI para Asia-Pacífico).

Pregunta: Japón parece ver la luz al final del túnel con un dato de crecimiento positivo en el segundo trimestre. ¿Cuáles son sus perspectivas de cara a garantizar un crecimiento económico sostenible en el futuro?

Respuesta: En el segundo trimestre Japón empezó a crecer y salir de la recesión. Pero en términos de política macroeconómica debemos tener mucho cuidado y no suspender de forma prematura los estímulos dados a la economía.

La recuperación, que ha comenzado ya, debe madurar. Hay que darle una base solvente y un impulso suficiente. Pero después de un tiempo debe haber una salida eventual. La política fiscal y monetaria en Japón es ahora sumamente acomodaticia. Sin embargo, los estímulos fiscales inyectados a la economía suponen un esfuerzo grande y no pueden prolongarse indefinidamente.

La cuestión es ¿qué podría pasar tras esta salida, abandono gradual de dichas políticas expansivas? Para garantizar un crecimiento económico sostenido en el futuro, Japón debe afrontar algunas reformas estructurales pendientes.

Las autoridades políticas son muy reticentes aún a la hora de que ciertas compañías se declaren en bancarrota. Especialmente sensibles son aquellos sectores que generan más empleo. Puede ser algo comprensible, pero en el caso de Japón es algo muy problemático.

La disciplina de mercado no se aplica completamente. Cuando se trata de compañías grandes hay una distorsión pública evidente. Es muy importante que el Gobierno, particularmente, promueva una reconversión de ciertas industrias.

P: Es obvio entonces que la segunda economía del mundo tiene también puntos débiles...

R: Japón tiene un problema básico y es que la población está descendiendo. Con ella, la fuerza laboral. Para contrarrestar este caída de la capacidad productiva vía fuerza laboral es imperativo un incremento del factor productividad.

Japón, EEUU y Europa han conseguido mantener un aumento estable de la productividad en torno al 2%. En EEUU, el crecimiento potencial es mayor que la productividad al aumentar su fuerza laboral. En Europa y Japón, la fuerza laboral presenta una tendencia bajista. Por tanto, en cuanto a Japón, se requiere un mayor aumento de la productividad.

Y una de las vías para alcanzar este incremento pasa por garantizar una eficiencia máxima en los mercados. Los mercados de producción y financieros deben evolucionar con la ley del libre mercado. Hay crisis que pueden hacer comprensible una cierta intervención pública. Pero ello no justifica la distorsión.

Hay otro punto importante. Sabemos que la demanda interna continúa débil mientras que el superávit por cuenta corriente empieza a recuperar un nivel elevado. El Gobierno debe pensar seriamente también en potenciar la demanda doméstica. Es un asunto clave, pero no menor.

Mucha gente es reticente porque si el crecimiento japonés está apoyado sobre una mayor demanda interna, la divisa se apreciará. Esto no sólo afectaría negativamente a las exportaciones netas. Las inversiones dependen también del rendimiento de la demanda externa.

El yen está apreciado actualmente pero la demanda interna continúa aún así bastante débil. Aquí entra en juego la necesidad de reformas que comentamos.

Fijémonos, por ejemplo, en el envejecimiento de la población. La esperanza de vida supera los 80 años. La edad de jubilación está en los 65 años. Si uno finaliza sus estudios a los 25 años, tenemos que el ciudadano medio japonés está inactivo un 50% de su vida. Con esto, el ratio de población activa-dependiente es 1:1 ¡¡Resulta del todo insostenible!!

No es un problema sólo fiscal. Es estructural. Si aumenta la edad de retiro evitamos este problema. Y sobre lo anterior, al menos a corto plazo, aumenta la fuerza laboral. Y con ella la capacidad de producción.

En la demanda encontramos también otra distorsión importante relacionada con este punto. Si pasan dos décadas entre la jubilación y el fallecimiento, los ciudadanos consumen menos. Ahorran más y el bajo nivel de consumo supone un lastre para la demanda interna. Hay que subir la edad de jubilación en Japón.

P: Japón finalizará este año con una deuda pública que duplica de largo su PIB. ¿Le preocupa?

R: Japón es un país que cuenta con superávit corriente. Si observamos la balanza de ahorro-inversiones, vemos que hay un exceso en el ahorro. Hay otros países, como España o Argentina, que tienen déficit corriente y fiscal. En estos casos sí que me preocuparía el endeudamiento excesivo.

Pero sobre Japón, el elevado porcentaje de endeudamiento no me preocupa sobremanera porque hay un superávit corriente importante. Japón es tenedor neto de activos con el resto del mundo y el primer exportador superando incluso a China. Por tanto, el elevado endeudamiento de Japón no me parece que represente un problema macroeconómico actualmente.

Podríamos pensar en que cuando la deuda pública es muy elevada existe riesgo de monetarización. Y esto, obviamente, eleva las tensiones y expectativas inflacionistas. Teóricamente es así. Pero Japón está inmerso desde hace tiempo en una espiral deflacionista bastante prolongada.

Por tanto, si echamos un vistazo al rendimiento del bono JGB a 10 años lo vemos en 1.3-1.4%. No es un nivel extraordinariamente elevado. En términos reales lo tenemos al 1.5-2% de media, bastante en línea con el crecimiento económico anual (su tendencia). No creo pues, en el caso de Japón, que la deuda tenga un impacto negativo a nivel macro.

P: ¿Está mejorando el acceso a los mercados financieros?

R: La recuperación económica ha comenzado y hay más confianza. El rating crediticio debe mejorar dadas las perspectivas actuales para la economía. No creo que este factor vaya a ser un lastre para la generación de demanda interna.

P: Hace unos meses, usted me comentó en Pekín que los mercados asiáticos no estaban sobrevalorados. La Bolsa de Tokio ha ganado un 30% desde los mínimos registrados en marzo. ¿Sostiene que no hay un excesivo calentamiento?

R: El NIKKEI se ha consolidado por encima de los 10,000 puntos. Está en un territorio complicado para evaluar si hay o no sobrevaloración. Es cierto que se alcanzaron unos mínimos en marzo, los cuales tampoco eran normales. Los inversores supongo que están siendo prudentes a la hora de colocar su dinero y hay unas mejores expectativas.

P: ¿Qué espera después de estas elecciones generales?

R: Japón debe tener una vocación de liderazgo a nivel económico y mundial del que actualmente carece. Desde los años 90, la economía ha estado estancada. No hemos crecido. A nivel de influencia en los foros económicos, tampoco hemos tenido una voz intelectual fuerte.

El mundo en Asia-Pacífico ha estado buscando un liderazgo que parece adivinar en China. Japón, para recuperar un papel más acorde a la segunda economía del mundo, es imprescindible que aumente sus tasas de crecimiento. Y para ello, como he dicho, son necesarias reformas estructurales.

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