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"La policía del Congreso nos pidió que nos bajáramos los pantalones"

Once miembros del comité de empresa de Nuclenor, trabajadores de Garoña, tuvieron que bajarse los pantalones ante la policía después de tres controles en el Congreso para poder acceder, como visitantes invitados por el PP, a la Sesión de Control donde se habló del futuro del reactor.

Once miembros del comité de empresa de Nuclenor, trabajadores de Garoña, tuvieron que bajarse los pantalones ante la policía después de tres controles en el Congreso para poder acceder, como visitantes invitados por el PP, a la Sesión de Control donde se habló del futuro del reactor.

El discurso del Gobierno sobre Garoña indigna cada día más a sus trabajadores, a la empresa propietaria y a todos los ciudadanos que estiman necesaria la continuidad del reactor. El informe del Consejo de Seguridad Nuclear, que recomienda prolongar la vida de la central durante otros diez años, pesa entre los trabajadores del complejo. Éstos ya han pedido ayuda a Bruselas, el Congreso de los Diputados e incluso al presidente de los Estados Unidos Barack Obama, para que el complejo no se cierre.

La pasada semana, el Partido Popular invitó a varios miembros del Comité de Empresa de Nuclenor, compañía propietaria de la central (50% participada por Iberdrola y el otro 50% por Endesa) al pleno de sesión de control en el que los populares preguntarían al Gobierno por su intención de cerrar la planta.

Así lo ha relatado Eduardo M. Solana, miembro del citado comité, en declaraciones a Libertad Digital. "Quiero mostrar mi indignación más agria" por el trato recibido en el Congreso. "Después de pasar tres controles, un policía nos metió uno a uno en un vestíbulo y nos pidió que nos desabrocháramos la camisa, nos bajáramos los pantalones, nos diéramos la vuelta y nos quitáramos los calcetines" cuenta indignado Eduardo.

Sucedió el pasado miércoles. Invitados por diputados del PP al hemiciclo, se presentaron temprano en la puerta del Congreso de los Diputados, donde ya les esperaban policías antidisturbios. Antes de intentar acceder, estos funcionarios pidieron la documentación a los trabajadores de Nuclenor, que se la mostraron sin el mayor inconveniente. "Era la primera vez que íbamos a entrar en el Congreso, pensamos que era algo normal", dice Eduardo.

Tras el encuentro con los antidisturbios, los funcionarios policiales del Congreso, en la entrada, volvieron a pedir la documentación a los once representantes del Comité de Empresa de Garoña, que aguardaban para acceder al recinto junto con "otras visitas que estaban también entrando para ver el pleno".

Tras hacer las identificaciones pertinentes, accedieron al recinto. Allí tuvieron que identificarse por tercera vez ante los funcionaros que se encargan de la seguridad dentro del palacio. Según relata Eduardo, allí les avisaron de que no podían mostrar pancartas, ni camisetas reivindicativas ni alterar el orden habitual de los quehaceres del Congreso. Así, "de buen grado, sin decir un solo pero" se quitaron las camisetas que llevaban y en las que se podía leer "Garoña es Segura, Continuidad".

Desprovistos de sus prendas reivindicativas, continuaron por el pasillo. Al llegar a un rellano, les esperaba un policía. Mientras el resto de visitas seguían hacia los palcos de invitados del hemiciclo, este funcionario, según relata Eduardo, paró a los once miembros del comité de Nuclenor y les pasó a un pequeño "probador" que había "a la derecha". Allí, "me pidió que me desabrochara la camisa. Luego me pidió que me bajara los pantalones y me diera la vuelta. Por último, me pidió que le enseñara los calcetines por dentro".

Según Eduardo, esta operación la repitió con los once representantes del Comité de Empresa de Nuclenor. Tal es así, que de los once, sólo tres llegaron a escuchar la interpelación al ministro de Industria sobre el posible cierre del reactor burgalés.

Eduardo insiste en que se siente muy indignado por el trato recibido y ha comentado a Libertad Digital que ha remitido un escrito "de mi puño y letra, certificado y con acuse de Recibo al señor Bono". En ella le explica lo sucedido y le pide explicaciones por un trato que considera vejatorio.

"Había mucho antidisturbios"

Cuando el pleno terminó y salieron del hemiciclo, bajaron la Carrera de San Jerónimo para encontrarse con otros "30 o 40 trabajadores de la central", que aguardaban, "rodeados de antidisturbios" la llegada de los miembros del comité que habían estado en el Pleno. "No pudieron llegar a las puertas del Congreso porque la policía se lo impedía, asique se quedaron en aquella esquina esperando".

Junto a ellos, se acercaron a charlar con los empleados de la central, Cristóbal Montoro, portavoz económico del PP en el Congreso, y las diputadas populares Sandra Moneo y Celia Villalobos.

Según cuenta Eduardo, los tres parlamentarios se mostraron muy sorprendidos tras conocer el control de seguridad que tuvieron que pasar con los pantalones por las rodillas. "Montoro nos dijo que no sabía nada de que se hiciera eso, porque nos contó que en el Congreso se habían tenido que tragar el No a la Guerra y los carteles de los artistas".

El Congreso: "Pedirles que se bajen los pantalones no me parece vejatorio"

Fuentes del Congreso han aclarado a Libertad Digital que estos "registros de seguridad" son "normales" cuando se detecta algún elemento reivindicativo, en este caso, las camisetas.

Según explican estas fuentes, "para evitar que los invitados entren al hemiciclo pancartas, carteles u otros elementos reivindicativos, se les hace un chequeo más exhaustivo", que consiste en pedir a los visitantes que se abran la camisa, se bajen los pantalones y muestren el interior de los calcetines, "donde antiguamente se llevaba el tabaco", aclaraba a LD Eduardo del Comité de Empresa de Nuclenor.

Las mismas fuentes aclaran a LD que "pedirles que se bajen los pantalones, muestren los calcetines y se abran la camisa no me parece un trato vejatorio".

En cualquier caso, explican que en la mayoría de los casos no se llega a hacer este chequeo a no ser que haya una sospecha fundada de que vayan a introducir alguno de estos elementos. Como a los empleados de Nuclenor "se les detectó las camisetas", procedieron a hacerles un chequeo mayor, "por si llevaban algo más".
 

(Fotografía: Archivo 6 de febrero de 2003. Ana Belén, Aitana Sánchez-Gijón, María Barranco, Rosana Pastor, Imanol Uribe y Natalia Dicenta, con camisetas del "No a la Guerra" en el Congreso)

En cualquier caso, otras ocasiones en las que se han visto pancartas y reivindicaciones en el Congreso, como aquel pleno sobre la Guerra de Irak , en el Congreso nos aclaran que en aquella ocasión, no se practicó estos chequeos porque " ¿quién iba a imaginar que fueran a llevar carteles los actores? ".

 

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