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Los norteamericanos enseñan a Obama el camino de la recuperación

Menos impuestos, menos gasto público, menos planes de estímulo y más dinero en poder de las familias. Ésta es la receta para salir de la actual crisis. Y no la da ningún gurú liberal de las finanzas, sino los norteamericanos de a pie, que piden a su presidente que deje de malgastar su dinero.

A pesar de que el pensamiento único dominante en los medios de comunicación dice que es el Gobierno el que debe liderar la salida de la crisis económica, los norteamericanos parece que mantienen claros los principios sobre los que se edificó su país. Es decir, que no son las autoridades, sino los ciudadanos y las empresas, con su creatividad y su trabajo, los que hacen que la economía crezca. Al menos así lo atestiguan varias encuestas de las últimas semanas, con un denominador común: todas piden más mercado, más empresa privada, menos intervencionismo y menos impuestos. El problema es que no parece que Barack Obama haya escuchado este grito.

De esta manera, según un 61% de los norteamericanos, recortar el gasto del Gobierno crearía más empleo que el último programa de estímulo de Obama. Aunque este mismo pronóstico es el que realizan los más prestigiosos economistas (endeudarse sin control no lleva a ninguna parte y sería mejor dejar en manos de las familias ese dinero), no es muy habitual que los ciudadanos también renieguen del este tipo de planes.

El gasto en obra pública tiene muy buena prensa (todo el mundo ve de forma clara los empleos creados, aunque no los que se pierden por el dinero sustraído a los ciudadanos), pero los estadounidenses no se han dejado embaucar. Si hace unos días se sabía que una mayoría estaba en contra del plan, ahora, además, piden un Gobierno más pequeño y un recorte de impuestos para crear empleo.

De hecho, según el 83% de los ciudadanos recortar impuestos es la mejor manera de ayudar al mercado de trabajo. Además, un 68% preferiría un Gobierno más pequeño y con menores impuestos, incluso aunque eso supusiera un menor número de servicios públicos. Todos estos datos provienen de diferentes encuestas realizadas en la última semana por el instituto Rasmussen, uno de las principales empresas demoscópicas del país.

Pero quizás, lo más sorprendente no sea lo que dicen los ciudadanos, en línea con la tradición de la primera economía del mundo. Lo que deja pasmado es lo lejos que están los políticos de sus votantes. Así, un 52% de los representantes piensan que es mejor un incremento de gasto del Gobierno que un recorte de impuestos, frente al 83% resaltado anteriormente. Incluso los votantes demócratas preferirían una rebaja de la fiscalidad, algo que no parece importar a sus políticos.

Los ciudadanos pagan los impuestos y ven los (pocos) resultados del gasto público. Mientras, los políticos se benefician (o benefician a otros) de cada obra pública o inauguración que se hace con el dinero de los contribuyentes. No hay ninguno que deje pasar la oportunidad de posar ante los medios delante de su última autovía, hospital o escuela. Evidentemente, los incentivos de unos y otros son muy diferentes.

El debate en la red

Pero no sólo las encuestas demuestran el estado de hartazgo de los ciudadanos con su Gobierno. También lablogosfera ha ardido en los últimos días con comentarios en contra del incremento del gasto gubernamental. El 32% de los links en blogs norteamericanos en la última semana se ha dirigido a un artículo de USA Today que refleja que el uno de cada seis adultos recibe asistencia gubernamental. Y la mayoría de los que han escrito sobre el tema lo han hecho en tono crítico.

Es más, los siguientes temas a debate en la red han sido la marcha del Tea Party del pasado 28 de agosto y un excelente artículo de Charles Krauthammer que explica por qué la élite progresista de EEUU está tan alejada del votante medio.

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