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Nestlé planea la venta de Perrier por su fracaso en la negociación colectiva

Nestlé, que controla la marca Perrier desde la lucha bursátil en la que se enzarzó en 1992 con la familia italiana Agnelli, estudia la posibilidad de deslocalizar la producción o la puesta en marcha de un plan social, pero privilegia la opción de la venta, según el presidente de la división, Richard Girardot. "No se puede seguir teniendo un muro enfrente cuando otros interlocutores sociales están dispuestos a negociar con nosotros", añadió el directivo, refiriéndose a la CGT, mayoritaria en la factoría de Vergèze.

Nestlé, que controla la marca Perrier desde la lucha bursátil en la que se enzarzó en 1992 con la familia italiana Agnelli, estudia la posibilidad de deslocalizar la producción o la puesta en marcha de un plan social, pero privilegia la opción de la venta, según el presidente de la división, Richard Girardot. "No se puede seguir teniendo un muro enfrente cuando otros interlocutores sociales están dispuestos a negociar con nosotros", añadió el directivo, refiriéndose a la CGT, mayoritaria en la factoría de Vergèze.

L D (Agencias) El grupo Nestlé estudia vender la compañía de agua Perrier, tras la retirada de un plan de supresión de empleos en la división Nestlé Waters que podría significar el recorte de 1.047 puestos de trabajo, entre una plantilla de 4.100 personas. Nestlé Waters, líder mundial del sector del agua embotellada, anunciará su decisión definitiva en septiembre, pero la oposición al plan del sindicato mayoritario CGT hace que la venta de la marca sea una de las principales alternativas.

De acuerdo con la información de la agencia de noticias Europa Press, ya hay candidatos para una posible compra, entre ellos la competencia o algún fondo de inversión. Según el secretario general de la CGT, Jean-Paul Franc, los 1.650 empleados de Perrier están "inquietos", ya que a toda venta le sigue "un riesgo de reestructuración acompañado de una ruptura social".

La CGT de Nestlé Waters France utilizó su derecho de oposición al proyecto planteado por la dirección de suprimir 1.047 empleos mediante prejubilaciones amparándose en la ley Fillon, que reconoce este derecho a las organizaciones sindicales mayoritarias. El sindicato, que cuenta con el 55% de los votos, bloqueó este proyecto, que había sido aprobado por dos sindicatos minoritarios del grupo pero tenía el rechazo de la CGT, FO y CFTC.

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