El adefesio contemporáneo
Un recorrido muy personal por Arco, la feria de arte contemporáneo que este año celebra su trigésimo aniversario.
La bicicleta
Bicicleta pintada de blanco sobre caja de fruta. Todos tenemos una galería de arte en el garaje y no nos habíamos enterado. Nótese el frágil equilibrio del biciclo, su etérea fragilidad. El arte de lo cotidiano. No pruebe a hacer esto en casa, la bicicleta podría quedar inservible. La grasa de la cadena y la pintura no se llevan muy bien.
La silla
Serena, nívea, dotada de una metafísica propia. Parece una obra de arte pero es sólo una silla. Para el año próximo el artista no tiene más que pintar las patas de blanco y ya tiene la feria solucionada.
Góticos
Una cuadrilla de góticos fascinados ante la contemplación de una fotocomposición que representa una autopsia. El de la derecha es el gótico en su variedad gorrilla, el/la de la izquierda pertenece a la variedad greñuda. Gente culta, y tal.
Garabatos
Hasta que la inspiración hace acto de presencia el artista garabatea. A veces sucede que la inspiración no llega nunca y nos tenemos que conformar con el garabato.
Indescriptible
Amasijo amorfo e indescriptible de material desconocido. La foto no le hace justicia. En vivo y en directo es mucho más espantoso.
El clavo
Por este clavo le meten a uno un clavo de categoría. 24.000 euros con la aguja de regalo. Los enamorados del arte con posibles pueden así desgraciarle la madriguera al topo del jardín y desatascar el wc con la aguja.
Martillos
Martillo triple cromado con mango de madera. Poco práctico pero original a más no poder. Y económico, sólo 12.000 euros.
Las sacas
Sacas de correo apoyadas en una pared. Para los nostálgicos de las cartas que gustan del olor a papel. Para llevarse el concepto a casa hay que pagar 10.000 euros. No se aceptan devoluciones ni decir que ese concepto ya está muy visto en las oficinas de Correos y Telégrafos.
Las balanzas
Composición low cost: 4.000 euros. Tres balanzas con los marcadores invertidos sobre un estante de Ikea. Es curioso que, después de 10.000 años de civilización, a nadie se le había ocurrido una propuesta semejante.
Ferralla
Original ferralla de techo (no confundir con la ferralla de rotonda, que suele estar oxidada) adornada con cuerdas y cintas de no se sabe que. Previo pago de 7.200 euros se puede hacer un inolvidable regalo a la suegra que simbolice los sentimientos contrapuestos que despierta dentro de cada uno.
Restos de obra
Lo de arriba no son los restos del montaje del stand que se dejaron olvidados los obreros sino la sublime obra de arte de un austriaco llamado Michael Kienzer. Se titula "Holz, glas, aluminium" (madera, cristal, aluminio) y no se sabe bien lo que representa, pero sí lo que cuesta: 30.000 euros, lo mismo que un buen coche.
Detalle
La obra de Kienzer mirada de cerca muestra sus poderes. El autor, probablemente con la intención de reducir costes por aquello de la crisis, metió mucho aglomerado y poco aluminio. La ventaja es que si, por un accidente, uno de los tablones se rompe o se pierde, es muy económico reponerlo.
Reflejos
Vista frontal de la obra maestra de Kienzer. Como el cristal está en la parte frontal crea un efecto espejo muy socorrido. No da para afeitarse pero, puesto en la entradilla de casa, sirve para mirarse mientras uno se ajusta el abrigo.
Monumento
Pieza única en ARCO y posiblemente en el mundo entero. Un monumento a la cinta de carrocero de dos metros de altura. Delicado, esbelto como un ciprés pero un poco pasado de precio, 14.000 euros. Pero, ojo, que si le parece mucho no tiene más que pensar en el concepto, que es lo importante.
Nicht werfen!
No lo menee, trátelo con cuidado. Las cintas aislantes que componen el monumento de Kienzer son genuinamente austriacas. Producto de importación, y eso ya vale algo. ¿O no?
Almacén
Parece una obra de arte, pero no lo es, al menos en esta edición de ARCO. E uno de los stands han dejado un almacenillo de cuadros a la vista del público. No le falta de nada, ahí están sus escaleras, su caja de herramientas y su botella de agua mineral.
Cachorrillos
Los televisores muestran la imagen de unos desamparados cachorrillos que no pueden salir de la caja. Una metáfora de la sociedad audiovisual que nos aprisiona. Por suerte están ahí los artistas multimedia para pensar por nosotros. Eso sí, alguien debería decirle al autor que las teles son planas desde hace mucho, así que, para la próxima instalación, puede colocar unas culebras en lugar de los perros.
Tele con carrito
Sobre el mismo motivo de la instalación anterior, aquí el artista ha desmontado la caja de la tele y ha colocado el tubo sobre un carrito.
Sala de juntas
El stand de El País presenta la instalación "sala de juntas". Una composición muy elaborada obra de dos artistas cubanos. Dicen que no querían simbolizar la crisis financiera, a lo peor lo que querían era mostrar el estado en el que se encuentran las cuentas prisaicas y los del periódico no se han dado cuenta.
Homenaje
El stand del mundo es negro y diáfano. Sobre el suelo y en la pared un escultor ha colocado unos pedruscos de alabastro para homenajear a un tal Robert Smithson II que, a lo mejor, era cantero y de ahí lo de las piedras. A su autor, Alberto Bañuelos, no le gusta nada que le digan que el rey está en pelotas.
Marco
Marco de hierro con nada dentro. Este tipo de conceptos tan rompedores tienen la ventaja de que luego uno en casa puede poner el cuadro que le venga en gana. Al autor, eso sí, no creo que eso de que nos carguemos su obra le guste demasiado, pero hay que arriesgarse, el arte es así.
Tendedero
Como en el caso del cuadro, el tendedero de la imagen tiene un uso evidente aunque tiene la pega de no ser plegable.
Fútboleros
Cualquier aficionado al fútbol es un artista, y sino que se lo pregunten al autor de esta propuesta artístico-futbolera formada por bufandas de diferentes equipos. Se echa a faltar la del Atleti de Madrid, que es indudablemente superior a todos los demás y hubiese puesto la guinda definitiva a este sorprendente concepto.
Portón
Si tiene un Land Rover en el pueblo hecho unos zorros hay un artista que estaría dispuesto a comprárselo a trozos para hacer cuadros tan vanguardistas como este. Se titula "All Gold" y cuesta 28.000 euros, vamos, lo que el Land Rover recién sacado del concesionario.
Capó
Es posible que en uno de estos capós de coche se firmase el célebre pacto del capó del 23-F. Si es así cobrarían sentido los 10.500 euros que cuesta la unidad. Al valor histórico hay que añadirle un borrón de pintura muy cuco que remata la obra.