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Fernando García (Zaragoza) me plantea una duda. En el caso de abrir el apetito, de empezar a comer, ¿qué es más propio para abrir boca o para hacer boca? Pues mire, ambas formas se oyen. A mí me suena más “para abrir boca”. En el área de influencia catalana se oye más “para hacer boca”, pero es que el verbo hacer es muy catalán. Así, los catalanes “hacen siesta”, “hacen vacaciones”, etc. Los españoles de Poniente “nos echamos la siesta” o “nos tomamos vacaciones”.
 
José Daniel López de Salazar (Valladolid, nacido en Santander) me plantea una docenica de cuestiones léxicas. Paso a responder telegráficamente las que presentan más dudas. Doy mi opinión personalísima, como siempre, no necesariamente lo que prescribe la Academia.
1.Por contra es un galicismo insoportable. Mejor será “por el contrario” o “no obstante”
2.Es “el orden del día” de una agenda, una reunión, no la orden del día.
3.Reticencia es una figura que expresa cierta malicia, un valor entendido. No debe confundirse con renuencia, la disposición a rechazar algo.
4.Tequila es masculino. Don José Daniel da una explicación. Procede de una voz prehispánica que significa “tributo”, pues el fruto de la pita o maguey servía como medio de pago.
5.La Informática ya está en los diccionarios, incluido el DRAE, aunque lo dude don José Daniel. Pero sobre todo está en la calle, como Empresariales o Relaciones Públicas. En lugar de “emilio” (que es solo una broma) al de Valladolid le suena mejor “nota”. Vale.
6.Por defecto es un uso perfectamente válido (= a falta de). No debe sustituirse por predeterminado, que es otra cosa.
7.Tiene razón mi corresponsal. “La mar” es para los pescadores, marineros y costeros. “El mar” es para los de tierra adentro, los veraneantes.
 
Sálvora González protesta por el sexismo que destilan mis artículos: “¿Por qué se empeña usted en ocultar, en hacer invisible a [la Mujer], esa parte de la humanidad?... ¿Acaso no le parece que palabras como hombre se quedan pequeñas y son injustas para referirse a la humanidad?”. Vamos a cuentas. ¿De dónde saca usted, doña Sálvora, que yo trato de ocultar a “la Mujer” en mis escritos? He publicado libros enteros sobre el particular, cientos de artículos. Me parece un disparate decir que “la palabra hombre se queda pequeña y es injusta para referirse a la humanidad”. Las dos palabras están relacionadas. La humanidad es el conjunto de los hombres. La primera acepción de hombre en el DRAE (derivada del latín) es: “Ser animado racional, varón o mujer”. Otras acepciones son: varón o marido. Es en inglés donde man es solo varón. Por eso mankind (= humanidad, literalmente “especie de los varones”) es sexista, pero no lo es en español.
 
No se ponen de acuerdo los filólogos de dónde procede hombre. Claramente se deriva de homo-inis en latín. Pero ¿y eso de homo? Estoy con Roque Barcia en que procede de humus (= tierra, barro, de donde sale el hombre y a donde vuelve). Hay palabras en sánscrito, ohghem o ksam que aluden a la tierra, a lo creado, a los hombres. No hay sexismo por ningún lado. Luego la palabra hombre me parece espléndida para describir al género humano, a la humanidad. Parece mentira tener que repetir una obviedad de ese calibre ante las inclemencias del feminismo galopante. Lo que sí es sexista es la voz feminismo.
 
Francisco Javier Fernández Roca opina la conveniencia de la voy gay (varón homosexual), dado que homosexual es para los dos sexos. No viene del latín homo (= hombre, varón y mujer) sino del griego homo (= igual). De acuerdo, pero en ese caso, sería mejor gayo o gaya. No sé por qué no se impone esa forma más castellana. Para mí una persona homosexual es la que está descontenta con su sexo. En consecuencia prefiere no relacionarse eróticamente con las personas del sexo contrario. En fin, un lío.
 
Pablo Gómez Yanguas vuelve a plantear lo de los números cardinales en lugar de los ordinales cuando nos referimos a acontecimientos. Por ejemplo “la cincuenta y seis edición de la Vuelta Ciclista a España”. A don Pablo le suena mejor “la quincuagésima sexta”. En teoría está bien, pero el principio de simplicidad manda. Por debajo de 10 no hay problema: “la tercera Cruzada”, “la segunda Guerra Mundial”. Pero yo celebro uno de estos días el “sesenta y ocho cumpleaños”. Resultaría engorroso decir el “sexagésimo octavo”. Este año celebramos “el cuatrocientos aniversario del Quijote”. No sé de nadie que se atreva a decir lo teóricamente correcto: “el cuadrigentésimo aniversario”. En la Torre Picasso subo al “piso treinta y dos”, no “al piso trigésimo segundo”.

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