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Amando de Miguel

El chat

Es claro que el sonido cha expresa muy bien la acción de intercambiar mensajes: charlar, charlatán, charrar, cháchara, chafardear, chalanear, chamullar, chapurrear, chascarrillo

Tengo que reconocer la gran satisfacción que supuso para mí el chat que mantuve el otro día en LD con una gavilla de lectores, o mejor, “visitantes”. En principio, se trataba de conversar sobre un reciente informe sobre El futuro de la Sanidad en España, pero, como es lógico, menudearon también las preguntas sobre política, lengua y todo lo demás. Era la primera vez que me sometía a esa ordalía incruenta, así que me invadió un cierto miedo escénico. Pero lo superé. Con tantos nervios quizá se explique algún error, como el que me señala, por ejemplo, Pablo Martínez-Almeida cuando escribí: “A parte de que hay varios horarios coincidentes”. Naturalmente, tenía que haber dicho “Aparte de que hay…”. Gracias por la corrección fraterna.
 
Me gusta la institución del chat. Después de todo, es la que mantenemos en esta seccioncilla de modo diferido. Por lo menos así da tiempo para pensar y se evitan algunos errores. Por lo demás, hay que aceptar el neologismo de chat. No lo traen todavía los diccionarios de uso, aunque sí lo recoge el de Manuel Alvar. Añade chatear y chateo (la acción de conversar a través de un chat). Es claro que el sonido cha expresa muy bien la acción de intercambiar mensajes: charlar, charlatán, charrar, cháchara, chafardear, chalanear, chamullar, chapurrear, chascarrillo. En todas esas voces se adscribe un tono irónico, el que introduce la onomatopeya de cha. Inevitablemente también lo adquiere el chateo a través de la internet. Por ejemplo, los “visitantes” se hacen llamar con divertidos pseudónimos o nicks. Esa voz ni siquiera la recoge el Alvar. No los vamos a llamar “hipocorísticos”, que sería lo suyo en romance.
 
Lo más comprometido del chateo fueron las preguntas referidas al plebiscito que se iba a celebrar el domingo siguiente. Ya se ha celebrado y ahora podemos juzgar los errores. Mis anticipaciones fueron las siguientes:
 
1. “Si no se llega al 90% de “síes”, moralmente el Gobierno perderá el plebiscito”. En realidad los votos afirmativos han sido el 77%. Luego el Gobierno ha perdido moralmente.
 
2.  “Una participación de más del 60% sería un éxito para el Gobierno”. Ha sido un 42%, luego también por este lado el Gobierno ha fracasado moralmente.
 
3. Mi predicción concreta: “participación, alrededor del 60%”. Me equivoqué; ha sido mucho menor. “Síes: 70%; noes: 20%”. Me equivoqué también. Los síes han sido el 77% y los noes el 17%. Bueno, el error tampoco ha sido de consideración, si tenemos en cuenta que la mía fue una respuesta improvisada. Esa es la gracia del chateo.
 

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