Suelen ser frases hechas que se dan por buenas y hasta por ingeniosas, pero que no añaden mucho sentido al discurso, a la conversación. El Diccionario oficial menciona como idiotismo la locución “a ojos vistas”, aunque en ese caso lo que se da es una falta de concordancia. El idiotismo puede ser correcto gramaticalmente, pero, por repetido, se hace tedioso, inane.
Los idiotismos son muy corrientes en lo que he llamado el “politiqués”, el modo de hablar de los políticos. Por ejemplo, es un recurso clásico lo de “me alegro de que me haga esa pregunta”. Otro idiotismo del “politiqués” es lo de referirse a la “primera prioridad”. Es claro que las segundas prioridades ya no deben de serlo tanto. En los argumentos polémicos suele oírse: “esa es una condición necesaria pero no suficiente”, lo cual se puede aplicar a casi todas las condiciones. Como puede verse, el idiotismo equivale a no decir nada.
El lenguaje se hizo también para confundir al interlocutor.
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