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Amando de Miguel

Regionalismos

Ángel Sánchez Bernal (Valladolid) me habla de algunos localismos de su tierra. Por ejemplo chincar por “molestar”. Mi impresión es que se trata de un ñoñismo (al igual que chingar o chinchar) para no pronunciar el malsonante joder. Don Ángel me pregunta por el significado de restolicar, que decía mucho su abuela. Quizá sea una variante del castellanismo restolear (= murmurar, gruñir, mascullar entre dientes). En otras partes de España dicen relatar y rezongar.
 
Nabil Edriss Sánchez me comenta algunos rasgos del dialecto bejarano (Béjar, Salamanca). Por ejemplo, las palabras terminadas en z, como luz, la convierten en s. Luego está la muletilla to, por ejemplo, “to ¿y por qué?”. También dicen jalbeyar (= blanquear una fachada), verhilo (= por ahí anda) y dijon (= dijeron). Entiendo que son variaciones dialectales que merecen ser conservadas.
 
Javier Martínez Soto anda intrigado con la voz charro, con significados tan distintos en España y en México. No tan distintos en mi opinión. En Salamanca charro es tanto como aldeano, rústico, y, por extensión, el gentilicio de salmantino. En toda España, lo charro es equivalente de lo recargado o mal gusto en el vestir. En México son charros los apuestos jinetes con sus atuendos abigarrados y, por extensión, los tipos populares. El DRAE remonta el origen de la palabra charro a txar, en vasco “defectuoso, malo, débil, pequeño”. Me convence más la asociación onomatopéyica que aduce Vicente García de Diego. El sonido charr sería el del habla rústica.
 
Haríamos bien en escuchar las ricas variaciones del español dialectal. Aquí son bienvenidas para deleite de los libertarios digitales. Félix C. (La Coruña) aporta una sabrosa lista del habla de Cáceres que transcribo:
 
jabarría = herida
fínfano = mosquito
interquedente = fastidioso
ahunco (con h aspirada) = agobio, sofoco
achiperre = cachivache
chocotón = golpe
zacatúa = trastada
 
Casimiro González Ayesta (Gijón, Asturias) me pide que le aclare el particular sentido que dan los asturianos a prestar (= gustar). Está también el adjetivo prestoso (= divertido, placentero). Muy fácil. Del latín praestare (= estar de pie, sobresalir) se deriva el uso corriente de dar algo, ayudar. Es evidente que las ayudas resultan beneficiosas, placenteras. Ya de paso, don Casimiro comenta que la voz curioso en Asturias significa que algo se ha hecho con cuidado, elegancia. Me consta que fuera del principado también se recurre a ese sentido ponderativo. Cervantes lo utiliza muchas veces de ese modo.
 
Ana Natera Ruiz (Córdoba) se asombra de que en los diccionarios no venga lo de ennortado, que se usa mucho en su tierra para indicar “estar en las nubes”. Puede que sea una variante local o familiar de desnortado (= el que ha perdido el norte y anda perdido). Otra palabra cordobesa, que recoge doña Ana, es pego (= tontería). En los diccionarios viene como “engaño”; es el sentido que me suena. Doña Ana señala otro cordobesismo: perol. Pero en ese caso se utiliza en muchas partes como una vasija para cocinar, con más fondo que la paella. Fuera de Valencia decimos paellera, un barbarismo aceptado.
 
Luis Martín Jadraque (Madrid) me comunica una de esas palabras “que no están en los diccionarios y que son muy precisas [por ejemplo] la de entoñar, referida a algo que no se encuentra pero que no está perdido”. Hombre, sí es una palabra que viene en los diccionarios, aunque como un castellanismo. De niño me era muy familiar. Señala también don Luis que en algunos libros del siglo XVII ha visto que la palabra “que” la escribían simplemente con una “q” y encima una tilde, como la de la eñe. Así pues, no es nada nuevo lo de la escritura abreviada, la de los exámenes o los mensajes de los móviles. Tiene razón don Luis. En tiempos pasados acudían a diferentes abreviaturas porque el papel era muy caro y había que condensar los escritos. Ahora no es una cuestión del papel sino del tiempo, escaso y valioso. Pero tampoco hay que ser tan avaros del tiempo; luego nos sobra.
 
A propósito de la mata espinosa que rueda por los campos y caminos, empujada por el viento, Johannes Kothny (San Sebastián, Guipúzcoa) la conoce comorastriz. De ahí la expresión “correr como pichorro por rastriz” (= ir de la ceca a la meca). No he vistorastrizen ningún diccionario. Para mi que se trata de la versión aragonesa o navarra derastrojo.

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