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Carmelo Jordá

"El mundo editorial está alarmado"

El consorcio de grandes editoriales preocupado por la piratería, y ante la evidencia de que las tiendas se llenan de aparatitos con los que leer libros de una forma cómoda y sencilla, ha logrado poner en el mercado menos de 4.000 libros.

Publicaba El País hace unos días el enésimo artículo catastrofista sobre el futuro de piratería que va a inundar, y arrasar, los mercados editoriales. El principio dibujaba un panorama divertido de tan dantesco:

Primero fue la música, luego las películas y ahora el libro. El mundo editorial está alarmado. La "piratería" del mercado de libros digitales se ha disparado debido a la aparición de dispositivos como los lectores de libros electrónicos (conocidos como e-reader) y, sobre todo, por las tabletas como el iPad de Apple.

Vaya, que la culpa de todo la va a tener Steve Jobs (en lugar de la más tradicional Yoko Ono) por poner en el mercado un trasto a través del cual no sólo se pueden leer libros, sino que incluso pueden llegar a comprarse.

Por supuesto, mentes simples como la de un servidor se sorprenden de que una nueva forma de comercialización de su producto alarme a las editoriales en lugar de alegrarlas, pero algo debo de perderme de todo esto para que mis ideas sean tan simples, ya que en caso contrario no se explicaría que entre las tiendas conectadas al "gran proyecto de libros electrónicos de la industria editorial" no esté la de ese artilugio pirata y culpable que tantos millones hace perder.

Esa es otra de las características llamativas del reportaje, la de la catarata de millones que "pierden" las editoriales por la bajada abusiva de libros de la red: nada más y nada menos que 400 millones que "se han dejado de ingresar" de enero a junio.

Contemplo con tristeza cómo, al igual que sus predecesores en la música y el cine, los responsables de la tercera gran industria de contenidos tampoco entienden una de las características esenciales de la piratería: que no todo lo descargado es susceptible de ser comprado.

Sin embargo, la que es sin duda la clave principal del problema pasa desapercibida en un único y semiolvidado párrafo casi al final del artículo: mientras los dispositivos de lectura electrónica crecen exponencialmente, los libros que comprar de forma legal siguen sin llegar al mercado: "Libranda esperaba tener una oferta de 8.000 títulos digitalizados a final de año y se va a quedar en la mitad".

Quia, es decir, que el consorcio de grandes editoriales preocupado por la piratería, y ante la evidencia de que las tiendas se llenan de aparatitos con los que leer libros de una forma cómoda y sencilla, ha logrado poner en el mercado menos de 4.000 libros, mientras que Amazon ha superado ya las 500.000 referencias para su Kindle.

Por supuesto, y no vamos a entrar en los enloquecidos procesos de compra, tampoco es que se haya dado una creatividad explosiva en el ramo: no se venden packs con ediciones completas, no se comercializan nuevos formatos, no se ven campañas de promoción destinadas a este nuevo mercado...

"El mundo editorial está alarmado", nos dice el redactor, la verdad es que dada la parálisis que está mostrando es lógico que lo esté, pero no por culpa de Jobs.

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