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EDITORIAL

Juego de manos

Rajoy y su consejo áulico necesitan un ambiente lo más tranquilo posible para tomar el partido durante el Congreso sin contratiempos mayores y, sobre todo, sin oposición a la vista

"Del XVI Congreso saldrá un proyecto claramente configurado y todo el partido, desde el presidente hasta el último militante, deberá ser consecuente con su contenido y sus objetivos". Aunque Alejo Vidal Quadras no es precisamente un ingenuo y conoce a la perfección las carencias y debilidades del PP, así de seguro se ha mostrado tras conocer la decisión de adoptar lo principal de las enmiendas que él mismo, Santiago Abascal y otros militantes habían presentado a la ponencia política que deberá aprobarse en Valencia este fin de semana.

Lo cierto es que no hay demasiadas razones para alegrarse. Nos encontramos ante el mismo juego de manos que, hace poco más de un mes, se le hizo a María San Gil. Un bien calculado vals en tres tiempos que dejó fuera de juego a uno de los políticos más valorados del país. En un primer momento se la repudió públicamente haciéndola pasar por una radical y una intransigente para, acto seguido, adoptar lo esencial de lo que ella proponía. En el último compás y tras una acalorada reunión con el líder, se prescindió de sus, por otro lado, impecables servicios al partido y a la propia España. Para rematar la faena, en pocos días la otrora venerada San Gil fue sustituida por Antonio Basagoiti, eterno candidato popular a la alcaldía de Bilbao. 

Nada hace pensar que esta vez vaya a ser diferente. Rajoy y su consejo áulico necesitan un ambiente lo más tranquilo posible para tomar el partido durante el Congreso sin contratiempos mayores y, sobre todo, sin oposición a la vista. Para ello no han escatimado –ni escatimarán– maniobras que les garanticen ciertos apoyos que hasta el momento les han sido esquivos. De esas intenciones habla por sí sola la espantada que ha dado San Gil al Congreso. La todavía presidenta del PP vasco no va a Valencia porque conoce de primera mano las intenciones de Rajoy y porque no se fía de su palabra. Así de sencillo. Vidal Quadras no haría mal en tomar nota.

El PP que alumbrará el Congreso que da comienzo este viernes se parecerá muy poco al que conocimos durante la pasada legislatura. La renuncia a los principios, los complejos de ser quienes son, el entreguismo y la aceptación tácita de la "segunda transición" impulsada por Zapatero desde la Moncloa serán las claves ineludibles para entender lo que venga. Entretanto, Rajoy necesita desmontar lo que, hasta el momento, ha sido el primer partido político de España. En esas está.

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