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Francisco Aranda

Madrid innova en la formación

El Gobierno regional vuelve a ser pionero. Ha puesto en marcha un proyecto de formación profesional dual reglada, que pide la colaboración activa de las empresas en la actualización de la FP

Ya no somos competitivos produciendo commodities. Vamos hacia una economía de servicios basada en el conocimiento y, para ello, necesitamos formación. Pero no se trata del concepto cateto de mucha formación, sino de la formación oportuna y adecuada. A mi juicio, la mejor formación es aquella para la que existe demanda en nuestro tejido productivo y ese es un concepto al que nunca hemos atendido en España. Hasta el momento, la política ha favorecido que surgieran centros de formación como setas, a ser posible, universidades, y de todas las ramas, sin ninguna estrategia previa, porque todos queríamos ser universitarios. Así que la mayoría de los alcaldes entendieron que lo progresista era que se pudiera estudiar de todo en cada una de sus ciudades.

Quienes rozamos los cuarenta años, procedemos de unas generaciones donde la universidad era un concepto muy lejano y, en cuanto se ha podido, hemos desequilibrado la balanza de nuevo, pero justo hacia el otro extremo sin buscar un equilibrio. Cualquier ciudad que se precie tiene en sus calles una universidad pública. Fruto de ello, contamos con un porcentaje de titulados universitarios superior a la media de la Unión Europea y de la mismísima OCDE, pero al mismo tiempo nuestros jóvenes tienen la tasa más elevada de paro y se produce la incongruente situación de que hay puestos de trabajo que no se cubren.

¿A qué se debe esta situación? Pues básicamente a que nuestra oferta formativa ha crecido completamente ajena a las necesidades actuales y futuras del tejido productivo. No hemos implantado unas políticas activas de empleo estratégicas. La consecuencia no puede ser más ineficiente: la mitad de nuestros jóvenes en paro, once millones de personas sin cualificar y, más de un millón y medio de licenciados, cuya formación hemos pagado entre todos, en las colas del INEM sin ninguna expectativa de encontrar un empleo y sin haber pisado una empresa. La clave está en que se nos ha olvidado la formación técnica intermedia, es decir, la formación profesional.

Tras detectarse el problema resurgen la gran mayoría de los políticos preparando grandes planes faraónicos dirigidos, otra vez, desde su óptica para seguir siendo los protagonistas. Sin embargo, la Comunidad de Madrid ha salido de esa melé con un proyecto eficaz y que sitúa en el epicentro las necesidades reales de las empresas. El Gobierno de Esperanza Aguirre vuelve a ser pionero con soluciones eficaces de futuro y, en esta ocasión, ha puesto en marcha un proyecto de formación profesional dual reglada. Esto se basa en solicitar la colaboración del tejido productivo en el desarrollo y la actualización de la FP para poder adecuarla a las necesidades reales de las empresas, con lo cual se facilita la inserción laboral de los titulados.

En este modelo, que se desarrolla de forma paralela en la empresa y en el centro de formación, las empresas participan activamente en la definición de los contenidos formativos y en la propia organización del proceso de aprendizaje, con lo cual los jóvenes terminan con los conocimientos y las habilidades que demandan las empresas.

Los alumnos son acogidos por las empresas en un entorno productivo real, para que “aprendan haciendo”, lo cual les permite mejorar su cualificación profesional y aumentar sus posibilidades de integrarse de forma rápida en el empleo. Esa formación obtenida en la empresa tiene que ser validada por el centro educativo, que está obligado a realizar su evaluación para que se pueda obtener el título oficial de Técnico Superior en esa especialidad.

El proyecto, que ya está funcionando con éxito en la Comunidad de Madrid a través de la Consejería de Educación y Empleo, beneficia a todos. Los alumnos conocen desde el inicio su campo profesional, reciben una formación demandada por las empresas, lo cual les motiva especialmente, y, además, acceden a unas habilidades necesarias en cualquier ámbito laboral como la comunicación interpersonal, el trabajo en equipo, la necesidad de cumplir plazos o la preocupación por el trabajo bien hecho.

Los centros de formación, por su parte, ven incrementada la demanda de alumnos, actualizan sus contenidos e imparten especialidades que demanda la sociedad. Y las empresas ven resuelta la necesidad de formar profesionales para cubrir sus necesidades y mejorar su productividad, lo cual genera más empleo.

El Sr. Aranda Manzano es vicepresidente ejecutivo de la Federación de Pymes de Consultoría, Servicios, Oficinas y Despachos (FENAC) y Presidente de Laboral de CEIM-CEOE. @FENACFederacion

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