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Chacón, la visitadora

En época de crisis, anunció Chacón, tocaba al Ministerio apretarse el cinturón. Pero por respeto a las Fuerzas Armadas, la ministra debiera aplicarse a sí misma lo que aplica a los demás.

Una vez más, Chacón tiene la oportunidad de ver en directo cómo Hezbollah se salta el derecho internacional, el derecho humanitario, el derecho de guerra y cualquier tipo de convención jurídica y moral en su guerra contra Israel. Tiene también la oportunidad de actuar en consecuencia y de poner a nuestros soldados a defender la libertad y la democracia frente al totalitarismo islamista, pero nos tememos que no lo hará. Los Katyushas que caen sobre la población civil israelí lo hacen desde la zona patrullada por los españoles, y si a Chacón le interesa la paz, ya tiene con qué aleccionar a nuestras tropas. Como no lo hace, la primera pregunta que debe responder es ¿a qué va exactamente?

"A mostrar su apoyo" a las tropas, dice. Pero para predicar hay que dar ejemplo. La ministra ya anunció hace unas semanas a los militares que el presupuesto era el que era, con el consiguiente impacto en los programas de adquisiciones y renovación del material. Como izquierdista, su Gobierno ha decidido que con recortes presupuestarios, las Fuerzas Armadas deben salir mal paradas. En época de crisis, anunció Chacón, tocaba al Ministerio apretarse el cinturón. Pero por respeto a las Fuerzas Armadas, la ministra debiera aplicarse a sí misma lo que aplica a los demás. Ya no se trata de que con su vestuario se salte un protocolo que los militares están obligados a cumplir, con el consiguiente desprecio. Tampoco se trata de grandes partidas presupuestarias para vehículos blindados. Hay que aprovechar el dinero de Defensa para dotar a nuestras fuerzas en el exterior del material que de verdad necesitan. Por ejemplo, los blindados antiminas que se han vendido mediáticamente por ser su destino donde más militares españoles han muerto, Afganistán, resulta que deben ser reparados antes de ser usados, porque su blindaje no era lo suficientemente bueno y protector. Valían contra los artefactos explosivos en el suelo, pero no para los coches combas u otros artefactos. Por no hablar de los vehículos no tripulados, esenciales en el combate moderno, de los que andamos escasísimos de número y con un único modelo en inventario. ¡Con lo poco que cuestan!

De lo que se trata es de cuánto cuestan las giras multimedia que la ministra realiza en tiempo de crisis. Porque Chacón no es precisamente de los que viajan con lo puesto. Y es que sus "viajes sorpresa" empiezan a ser de todo menos una sorpresa. En primer lugar, allí donde va la ministra, se hace acompañar, a todo bombo y con toda la trompetería mediática, por un buen surtido de cámaras de televisión. La ministra visitadora hace o dice poco de interés aparte de unas buenas fotos. Quizá debiera llevarse el esmoquin la próxima vez, para que la operación de marketing resulte aún más perfecta.

En segundo lugar, porque su última gira coincide con la del ministro de Exteriores. A lo único que aspira Moratinos es a subirse en marcha a la primera tregua que se geste en la zona. Internacionalmente, su gestión está entre lo inexistente y lo patético, pero eso no impide que Zapatero pueda vender en España el deambular de Moratinos por Oriente Medio. Históricamente, la diplomacia volante no ha dado muchos frutos, pero lo que está aún más claro es que la defensa volante, ninguno. Mal hace Chacón en dejarse llevar por la envidia hacia la "actividad" de Moratinos en la zona. Y este es el tercer punto, aún más rechazable: el deambular de Moratinos de despacho en despacho sólo le hace perder el tiempo a él, pero las giras multimedia de Chacón la visitadora se lo hacen perder a nuestras tropas, distrayéndolas de sus labores diarias.

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