Al-Qaeda dice estar detrás del reciente atentado contra la embajada danesa en Islamabad, en el que murieron seis personas. Dinamarca se convirtió en blanco de las iras del islamismo violento desde que a principios de 2006 se produjeran graves revueltas en el mundo musulmán a raíz de la publicación el año anterior de doce caricaturas de Mahoma en el diario Jyllands-Posten. Desde que el febrero de 2008 diecisiete diarios daneses volvieron a publicar una caricatura para protestar contra el complot dirigido a asesinar a uno de los caricaturistas, el Gobierno elevó la alerta sobre un posible atentado contra intereses daneses. Pero no pudo detener a los fanáticos, aunque las víctimas del atentado suicida contra la embajada hayan sido en su mayoría musulmanes. Al-Qaeda sigue estando ahí.
Por eso lo que ha indignado a más de uno es que pocos días antes, el director de la CIA, Michael Hayden, afirmaba en el Washington Post que Al-Qaeda estaba cerca de una derrota estratégica en Irak y en Arabia Saudí, que estaba en posición defensiva en la frontera afgana-pakistaní y que Bin Laden estaba perdiendo la batalla ideológica. Un optimismo –agrandado por los propios medios de comunicación– que no es, sin embargo, compartido por todos. Varios miembros de los servicios de inteligencia estadounidenses se vieron forzados a defender los comentarios de Hayden afirmando que lo que quería era subrayar los progresos hechos contra Al-Qaeda, en especial en Irak. Y desde Pentágono han matizado que Al-Qaeda sigue siendo una seria amenaza.
La CIA nos tiene acostumbrados a meteduras de pata, a las contradicciones que emanan de sus informes y a confusiones que arrojan poca claridad sobre los temas que interesan. Por el bien de todos, deberían andarse con más cuidado y hablar con prudencia para no dar pie a que se baje la guardia.
La compleja estructura terrorista que es Al-Qaeda sigue ahí y sigue acechando. Se ha ido transformando a lo largo de los años obligada por nuevas circunstancias y acontecimientos. Ha sabido resistir y regenerarse abusando de internet, ha fomentando relaciones con grupos y organizaciones afines y lamentablemente sigue siendo fuente de inspiración para un buen puñado de fanáticos.
Es muy cierto –y por lo tanto hay que decirlo bien alto– que el terrorismo relacionado con Al-Qaeda en Irak ha caído de forma acusada desde el primer trimestre de 2007. Sin duda es un frente muy importante, pero la organización se fortalece en otros ámbitos, como en el Magreb. Al-Qaeda continúa además siendo una amenaza para instituciones y sociedades europeas de forma directa e indirecta, como acredita este último atentado en Islamabad. Y Al-Qaeda intentará, por qué no, perpetrar otro gran atentado terrorista en Occidente. Mantengamos los ojos abiertos, sin bajar la guardia.