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Ignacio Cosidó

La batalla de la libertad

En Cataluña, una clase política irresponsable cuyo único objetivo es disputarse el poder absoluto trata ahora de imponer una especie de "dictablanda" ante la asombrosa pasividad de su sociedad civil

La batalla ideológica más trascendente que se vive hoy en España no es ya la tradicional confrontación entre izquierda y derecha, sino que se produce entre liberales y nacionalistas. Se trata de una dura pugna entre quienes situamos la libertad como el valor más trascendente de nuestro proyecto político y quienes consideran la recreación de una nación mítica como única idea de su discurso. Es una lucha entre quienes situamos los derechos individuales por encima de cualquier derecho colectivo y quienes sitúan los territorios o los derechos históricos por encima de las personas. La novedad triste en este momento histórico es que la izquierda española, derrotada ideológicamente por el liberalismo en todos los frentes, ha claudicado de la causa de la libertad y de la propia idea de España para unirse a la ofensiva nacionalista, como única vía para alcanzar el poder y destruir al PP.
 
La España constitucional representa hoy para una mayoría de ciudadanos un sinónimo de libertad. España es la realidad política que garantiza nuestra libertad y nuestros derechos individuales frente a la triple amenaza que atenaza actualmente nuestra democracia: el totalitarismo islamista que tratan de imponer en todo el mundo el terrorismo yihadí; la dictadura nacionalista que intentan instaurar internamente los secesionistas en algunos territorios; y, como mal menor, el autoritarismo burocrático al que algunos aspiran desde Bruselas.
 
Sólo un Estado democrático fuerte, en una alianza fuerte con el resto de naciones democráticas que compartan los mismos valores fundamentales, las mismas amenazas y la misma determinación para derrotar a los enemigos de la sociedad abierta, puede ser capaz de defender la libertad frente a la amenaza totalitaria que hoy supone el islamismo radical para todo el mundo occidental.
 
Necesitamos un Estado que defienda con determinación y eficacia nuestras sociedades frente a los ataques criminales de los terroristas. Es más, necesitamos un Estado fuerte capaz de llevar la democracia a aquellos pueblos oprimidos donde germina la ideología del odio y la violencia que sustenta a los terroristas. ¿Qué otra entidad política puede garantizar hoy nuestra seguridad? ¿Unas Naciones Unidas paralizadas por las divergencias de las grandes potencias y que carece de cualquier capacidad coercitiva? ¿Una Unión Europea incapaz de generar una verdadera política de seguridad común y aún menos una defensa común? La respuesta es que sólo una alianza de estados fuertes puede ser hoy capaz de defender nuestra libertad. Y España, a la que los terroristas han situado por desgracia en el frente central de su ofensiva, debe ser sin duda uno de sus más firmes aliados.
 
En el interior de España tenemos también que hacer frente a la amenaza de la dictadura nacionalista. Una dictadura que ETA ha tratado de imponer durante cuarenta años a través del uso del terror y que ahora exige instaurar como condición para dejar de matar. Nada sería más letal para el futuro de nuestra democracia que claudicar ante las exigencias de los terroristas, que permitir que la violencia derrote la voluntad libre de los ciudadanos, que sacrificáramos la libertad en aras de alcanzar la paz.
 
En Cataluña, una clase política irresponsable cuyo único objetivo es disputarse el poder absoluto trata ahora de imponer una especie de "dictablanda" ante la asombrosa pasividad de su sociedad civil. El proyecto de nuevo Estatuto catalán es una amenaza para la democracia porque con su nacionalismo obligatorio, su exclusión lingüística y un intervencionismo exacerbado, sacrifican la libertad individual en el altar de la construcción nacional.
 
Nuevamente sólo desde la idea de una nación de ciudadanos libres se podrá derrotar una ofensiva nacionalista cuya primera y trascendental batalla política se libra actualmente en el País Vasco y en Cataluña. Es urgente generar una gran mayoría entre todos aquellos ciudadanos que se identifican con España desde cualquier posición ideológica y de todos aquellos que creen en la libertad desde cualquier posición política para derrotar conjuntamente a la coalición del nacionalismo excluyente y la izquierda radical que hoy lidera Rodriguez Zapatero y que se propone desmembrar nuestra Nación para claudicar después ante los enemigos de la libertad, sin saber muy bien el orden.  

 

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