L D (EFE)
En su declaración en el juicio que viene celebrándose desde el 29 de abril en la Audiencia Nacional contra
Sagrario Yoldi y Francisco Ramada
y que este martes quedó visto para sentencia, Delclaux describió también cómo transcurrieron los 232 días en que permaneció secuestrado en un zulo de "espacio reducido, de tres metros de largo, 1,80 de altura y un 1,50 de ancho". Para dormir, explicó, tenía un colchón cubierto con un plástico negro sobre el que días después le dejaron poner una sábana "porque con el calor me quedaba pegado" y en el mismo habitáculo disponía de un retrete portátil y de una silla y mesa de cámping, así como de una bombilla de 40 vatios como "única iluminación".
La rutina la rompían los ejemplares del diario "Egin" que le entregaban con diez días de retraso así como las conversaciones "con una persona con capucha" que estaba siempre con él y con la que hablaba de "cosas banales, nunca de política" y que "incluso me contó algún chiste". "Me dijeron que era un secuestro por motivos económicos" comentó Delclaux, quien aseguró que nunca vio a ninguno de sus captores.
Sobre el rescate
También testificó en el juicio Álvaro Delclaux Barrenechea, padre de Cosme. Relató que supo oficialmente que su hijo había sido secuestrado por ETA, un mes después de que este desapareciera, a través de "una cartita muy mona en la me pedían dinero", 2.500 millones de pesetas, a cambio de la liberación. Álvaro Delclaux procuró entonces "llegar hasta ellos, pero es muy difícil" y finalmente contactó con una persona, cuya identidad no reveló, a través de la cual se intercambiaba notas con la banda.
El entonces BBV, le ayudó a conseguir billetes para el pago en metálico del rescate y delegó en su hijo Álvaro para la entrega del dinero que consistió en dos pagos de 500 millones de pesetas realizados los días 15 de abril y 20 de mayo de 1997. El lugar establecido para la entrega del rescate era un parking público de Irún (Guipúzcoa) al que Álvaro Delclaux Zubiria acudía en un coche alquilado que dejaba durante dos o tres horas abierto con unas cajas de cartón dentro en las que estaba el dinero, pasado ese tiempo regresaba al parking y el "coche seguía ahí pero no el dinero", explicó el hermano de Cosme que también compareció en la vista.
Enfrentamiento de la acusación particular con el magistrado
Tras la declaración de los testigos, el fiscal Javier Balaguer elevó a definitivas sus conclusiones provisionales y solicitó que los dos acusados fueran condenados a 15 años de cárcel cada uno y a que indemnicen al padre de Delclaux con 6.010.121 euros, "importe del secuestro satisfecho", y con 120.000 euros al secuestrado en concepto de "daños morales".
Por su parte, la acusación popular, representada por el abogado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) Pedro Cerracín, solicitó la misma condena que el fiscal para ambos y destacó que para la asociación a la que pertenece "víctimas del terrorismo son también aquellos que tiran su vida por el cubo de la basura para hacer lo que otros les ordenan y hoy gozan de ese dinero (el del rescate)", en referencia a Ramada y Yoldi. El abogado protagonizó durante el interrogatorio a los testigos un enfrentamiento verbal con el presidente del tribunal, Fernando García Nicolás, que declaró improcedentes todas las preguntas que formuló respecto a cómo se realizó el pago del rescate y quiénes habían sido los intermediarios.
En su informe final, Cerracín manifestó que el tribunal había tratado de evitar que "los Delclaux" mintieran en su declaración como testigos "evitando que se les pudieran hacer ciertas preguntas" y aseguró que "humildes son los que están en el banquillo, como lo es esta acusación popular y otros están protegidos por el dinero".