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Maite Nolla

El microondas

En la calle en Cataluña me da la sensación de que se prefiere que gane Rajoy, aunque sólo sea porque Zapatero ho ha fet molt malament, pero tienen miedo al PP porque va contra Cataluña –o eso les han dicho–.

Como sabrán ustedes Cataluña se encuentra otra vez en pie de guerra ante una nueva embestida madrileña. Bueno, Cataluña, Cataluña, no exactamente: el nacionalismo y su opinión conjunta. Y embestida, embestida, tampoco; digamos que se trata de una vaguísima propuesta de reforma de las autonomías o al menos del control de su gasto. Pero ya saben que esto funciona como un microondas. Basta con un par de temas mal explicados y debidamente tergiversados para que la opinión oficial se caliente exprés y se despliegue en Cataluña el almanaque de agravios, con su actualización a 2010 con las sentencias sobre el Estatut y sobre la lengua en la educación. La amenaza en esta ocasión adopta la forma de una nueva "LOAPA", como si la primera hubiera tenido algún efecto. Es como acordarse del padre de alguien. LOAPA, LOAPA, LOAPA, que en catalán se dice LOHAPA, porque armonización se escribe con hache. Y puesta la maquinaria en marcha, les da igual que en el PP no sean capaces de decirte tres cosas más o menos razonadas sobre qué quieren tocar del sistema autonómico. Unos dicen que el gasto, otros que algunas cuestiones relacionadas con la sanidad y con la educación, Feijóo dice que si quieren tocar el gasto que se lo digan al Estado que es el que más gasta, y Alicia Sánchez-Camacho en tevetrés –porque en Madrid dice otras cosas cuando actúa como tertuliana, un comportamiento que hasta su querida Pilar Rahola ha afeado– que hay que suprimir el ministerio de Cultura y el de Sanidad, contradiciendo a Rajoy y contradiciéndose a ella misma. Y también les da igual que la relación de fuerzas en el Tribunal Constitucional siga siendo favorable a los nacionalistas, con un vicepresidente nacionalista que adjuntó a la sentencia del Estatut un alegato político a modo de voto particular. Y pese a ello, algunos ven un movimiento de fondo anticatalán en el que Gobierno, PP, PSOE y hasta los sindicatos estarían en el ajo.

El que piense que este tipo de mensajes no cala, se equivoca. De hecho en la calle en Cataluña me da la sensación de que se prefiere que gane Rajoy, aunque sólo sea porque Zapatero ho ha fet molt malament, pero tienen miedo al PP porque va contra Cataluña –o eso les han dicho–, y así te lo manifiestan. Y prueba de que el clima es el que es, la consejera de Justicia se ha visto obligada a pedir perdón por su pasado de abogada del Estado y por haber pleiteado contra los referéndums, en unos términos que ponen los pelos de punta: ella era una profesional que hacía lo que le pedía el cliente. Y que conste que ella ni creía en lo que decía ni estaba de acuerdo. "Los abogados a veces dicen cosas increíbles"; ni que lo jure. Dudo mucho que los abogados o letrados de una administración tengan siquiera algo parecido a una relación abogado-cliente; creo que la cosa va más por defender el interés de la Administración que, a su vez, es el interés general y el del respeto a la Ley –es un resumen del artículo 103 de la Constitución–. Pero la presión ha podido. Una profesional; llegará lejos.

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