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Pablo Planas

¿Referéndum? De entrada, no

Que no se hable de Cataluña no significa que Mariano Rajoy haya resuelto el llamado 'problema catalán'.

Que no se hable de Cataluña no significa que Mariano Rajoy haya resuelto el llamado problema catalán. Su mérito al respecto consiste en que ha conseguido ocultar el agravamiento. Sus silentes peripecias de las últimas semanas, el estricto quietismo, la exacta inmovilidad, la impávida hibernación del oso gris restan plano a las noticias catalanas. El presidente Puigdemont ha llamado a capítulo a los cónsules en Barcelona para que vayan haciéndose a la idea de que en breve serán embajadores. El vicepresidente Junqueras en persona prepara la Hacienda y la Seguridad Social catalanas y hasta el lamentable fallecimiento de Muriel Casals, atropellada por un ciclista, se ha cosido al ardor patriótico. La independencia tiene un nuevo argumento tras el 1714 y la España que nos roba. Ahora se trata de que hay que hacer realidad el sueño de Muriel, "la sonrisa de la revuelta" en "la revuelta de las sonrisas".

Todo eso no es nada o poca cosa al lado de la inaudita estrategia del PP en pos de perder unas elecciones que ganó en las urnas. Ni las formulaciones más extremas de la Ley de Murphy admiten la concatenación de catástrofes relacionadas con Mariano Rajoy y sus últimas andanzas. El Rey le toma la palabra, Sánchez le hace la cama y el partido se le cae a pedazos al punto de que lo del final de UCD comienza a ser comparable, como mínimo. Si Podemos mantiene su palabra de que el referéndum sobre Cataluña y sólo en Cataluña es innegociable, a Rajoy le saldrá medio bien la jugada porque parece improbable, así como desaconsejable, que repita como cabeza de cartel en unas elecciones reiteradas. Eso siempre que el PSOE y Sánchez se remitan a su compromiso de que España no está en venta. Tratándose de política sería una de las escasas veces en que la razón pura se impone a la práctica.

Así pues, el derecho a decidir, el subterfugio para explotar, consolidar y extremar los privilegios territoriales y dinamitar la soberanía nacional, es la condición sine qua non de Podemos, el octavo pasajero de la izquierda, para aceptar al pulpo Sánchez como presidente del Gobierno y animal de compañía.

El PSOE es aquel partido financiado por los países de la OTAN que prometía sacar a España de la OTAN. Ahora es ese partido que no quiere un referéndum en Cataluña pero que depende de quienes quieren un referéndum en Cataluña. Mientras tanto, Rajoy entiende.

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