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Thomas Sowell

Científicos que dudan del apocalipsis

El mero intento de silenciar a todos los que están en desacuerdo con el calentamiento global tendría que haber hecho sonar las alarmas.

Quien se tome en serio a los medios, pensará que todos los científicos importantes están seguros de que "el calentamiento global" plantea una gran amenaza, y de que necesitamos hacer cambios drásticos en la vida que llevamos con el fin de evitar catástrofes para el medioambiente, para diversas especies y para nosotros mismos. Los medios juegan un papel clave a la hora de perpetuar esa creencia. A menudo se aprovechan de las olas de calor para predicar con dramatismo el calentamiento global, pero no ven implicaciones cuando el frío bate récords, como ha sucedido últimamente en muchos lugares de nuestro país.

¿Recuerda el modo en que la cifra inusualmente alta de huracanes hace un par de años fue definida en los medios como producto del calentamiento global, profetizando más huracanes al año siguiente y los posteriores? Pero cuando ni un huracán golpeó Estados Unidos el año pasado, los medios no dijeron nada sobre las falsas predicciones a las que habían dado tanto bombo. Si es cara, gano, y si es cruz, también.

¿Existen científicos serios especializados en el tiempo y el clima que tengan dudas fundadas sobre los escenarios apocalípticos promovidos por los defensores del calentamiento global? Sí, los hay.

Está el doctor S. Fred Singer, que diseñó el sistema norteamericano de satélites del clima, y que hace algunos años publicó un libro titulado Diálogo acalorado, ciencia al desnudo. Más recientemente ha sido coautor de otro libro en la materia, Imparable calentamiento global: cada 1500 años.

Ha habido períodos de calentamiento global que duraron siglos y períodos de enfriamiento global que también duraron siglos. De modo que el asunto a discutir no es si el mundo es más cálido ahora que en algún momento del pasado, sino cuánto de ese calentamiento se debe a los seres humanos y en qué medida podemos reducir el calentamiento futuro incluso si llegamos a reducir drásticamente nuestro estándar de vida para lograrlo.

Entre otros científicos serios que no se han subido al tren de calentamiento global está un profesor de meteorología del MIT, Richard S. Lindzen. Su nombre era lo bastante importante como para que la Academia Nacional de Ciencias lo colocara entre los nombres de otros expertos en su informe de 2001, un documento que se suponía que iba a poner fin al debate declarando científicamente probados los peligros del calentamiento global.

El profesor Lindzen protestó señalando que ni él ni ninguno de los demás científicos enumerados había visto nunca ese informe antes de ser publicado. Había sido redactado en realidad por burócratas del gobierno, al igual que el resumen para políticos publicado recientemente por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que también es mencionado como la prueba definitiva y el final del debate.

¿Quiere más expertos que piensen de otra manera? Tiene, por ejemplo, a un profesor de ciencias medioambientales de la Universidad de Virginia, Patrick J. Michaels, que asegura que el tan traído y llevado resumen del IPCC del 2001 contiene "errores y alteraciones" que califica de "atroces". Un profesor de climatología de la Universidad de Delaware, David R. Legates, se ha referido a este resumen como algo que estaba "en contraste directo con la información científica que lo acompaña". Es al resumen a lo que los medios dan tanto bombo. El informe completo de 2007 ni siquiera ha sido publicado aún.

Los expertos escépticos de países de todo el mundo incluyen a Duncan Wingham, un profesor de física del clima del University College London, y a Nigel Weiss, de la Universidad de Cambridge.

El mero intento de silenciar a todos los que están en desacuerdo con el calentamiento global tendría que haber hecho sonar las alarmas.

Cualquiera que recuerde los años 70 debería acordarse el informe del Club de Roma que presuntamente era el último grito y que hablaba sobre el fin del crecimiento económico, la "superpoblación" y una era inminente de hambrunas en masa en los años 80. En el mundo real, los años 80 vieron como se disparaba un crecimiento económico en todo el mundo y, lejos de las hambrunas, un incremento en la obesidad y los superávit agrícolas en muchos países. Pero gran parte de los medios se apuntaron al carro del informe del Club de Roma e hicieron campaña a favor de la histeria.

A muchos periodistas les molesta cualquier insinuación de que actúan por mor de un programa ideológico o por exagerar cualquier cosa que tengan entre manos para vender más periódicos u obtenga mayores cifras de audiencia en la televisión. He aquí su oportunidad de quitarnos la razón comprobando las versiones de algunos de los pesos pesados científicos especializados en el clima y el tiempo, en lugar de asumir que la película de Al Gore o los pronunciamientos de burócratas gubernamentales y políticos zanjan el debate.

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