La Comisión Nacional del Mercado de Valores de los Estados Unidos (la SEC) fue creada para combatir el fraude. Su página web explica que "los fraudes Ponzi son un tipo de estafa piramidal llamada así en honor a Charles Ponzi, que engañó a miles de residentes de Nueva Inglaterra, convenciéndoles de invertir en un negocio especulativo allá por los años 20". Continúa diciendo que "décadas más tarde, el fraude Ponzi sigue funcionando según el principio de 'robo a fulatino para pagar a menganito', ya que el dinero de los nuevos inversores se utiliza para abonar sus inversiones a los inversores previos hasta que todo el entramado se viene abajo". Y así es como la SEC describía la reciente estafa piramidal de Madoff, valorada en 50.000 millones de dólares: "un fraude de proporciones épicas".
Un fraude piramidal no genera ninguna riqueza adicional y por ese motivo acaba derrumbándose. Como decía el juez Anderson, el magistrado que instruyó el caso Lowell vs Brown en 1922, la estafa piramidal es "simplemente el viejo fraude de pagar a los antiguos con los ingresos de los nuevos". Mientras la cifra de inversores nuevos (los "primos") crezca, la estafa seguirá vigente.
Los estadounidenses también padecemos una estafa piramidal por la que el Congreso recauda alrededor de 785.000 millones con la Seguridad Social procedentes de alrededor de los 163 millones de trabajadores para enviarles 585.000 millones a los 50 millones de pensionistas. Los administradores de la Seguridad Social nos dicen que el exceso se dedica a un fondo que ya cuenta con 2.200 millones de dólares para satisfacer las prestaciones futuras. El problema es que cualquier diferencia entre los ingresos de la Seguridad Social y las prestaciones abonadas, la paga el Congreso mediante la emisión de deuda.
Según estimaciones de la propia Seguridad Social, en 2016 la cantidad de prestaciones sufragadas va a aumentar los impuestos recaudados. Eso significa una de dos (o las dos): o el Congreso sube los impuestos o rebaja de manera drástica las prestaciones. Cada año que pasa la situación va empeorando, puesto que la cantidad de jubilados aumenta más que la población activa que cotiza. En 1940 había 42 trabajadores por jubilado, en 1950, 16 y hoy, 3. En 20 años habrá dos trabajadores o menos.
La Seguridad Social es insostenible porque no cumple la condición básica de toda estafa piramidal: la ampliación del número de "primos". La Seguridad Social ha estado engañando a los estadounidenses desde su creación. En un panfleto de 1936 decía: "Tras los tres primeros años, usted y su jefe pagarán 1,5 centavos por cada dólar ganado hasta los 3.000 dólares al año; de 1943 en adelante pagarán usted y su jefe 2 centavos hasta 1949, momento en el que pagará 3 centavos. Eso es lo máximo que llegará a pagar nunca". El folleto también decía: "A partir de 1936, usted contará gracias al Gobierno con una cuenta de la Seguridad Social a su nombre, los importes sufragados le pertenecerán por derecho".
Otra mentira. En Flemming vs Nestor (1960), el Tribunal Supremo resolvió que no se tiene ningún "derecho de propiedad" sobre los fondos depositados en la Seguridad Social. Eso significa que el Congreso puede hacer lo que quiera con ese dinero. Poco o nada se puede hacer para evitar el caos político y económico que inevitablemente se producirá cuando quiebren las pensiones públicas.
El problema es que pocos son los políticos dispuestos a arriesgar sus carreras quitándoles a los jubilados de hoy los ingresos de los estadounidenses del 2040. Al fin y al cabo, ¿qué les importa a los políticos de ahora el futuro de nuestro país dentro de 30 años? Para entonces ya estarán criando malvas.