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Al Qaeda no pacta treguas

Retirarse tras este mortal atentado no sería sino volver a dar la razón a la violencia terrorista, como ya sucedió con el 11-M y la salida vergonzosa de Irak. Ahora no debe marcharse España.

Rodríguez Zapatero metió a nuestros soldados en el Líbano para contentar al mundo árabe y musulmán. Baste recordar su solidaridad expresa con los “luchadores” de  Hizboláh y su condena a Israel por lo que él consideraba una “reacción desproporcionada”. En su visión, la FINUL II se desplegaba para parar la intervención  israelí. Ahora, con seis muertos sobre sus espaldas, debería volverse un poco más humilde en sus juicios y actitudes y aprender que el mundo islamista nada le va a agradecer.
 
Con su bien sabida inclinación pacifista, su aversión a tener que asistir a funerales por soldados caídos en misiones en el extranjero y su especial entusiasmo con su propuesta de Alianza de Civilizaciones, el presidente español no puede encajar nada bien la muerte de los seis miembros del ejército español, asesinados en un atentado terrorista a todas luces vinculado con Al Qaeda.
 
Hace tan sólo unos días, su particular gurú ideológico, el profesor de Princeton Philippe Petit, declaraba en un periódico nacional que él vería bien dialogar con Al Qaeda. Su enseñanza no sólo es errónea, sino suicida. Este nuevo atentado debe hacernos ver de una vez por todas que Al Qaeda y la jihad islámica, se llame como se llame en sus siglas, no busca diálogo alguno, ni una solución pactada a su violencia. Sino que aspira a acabar con nosotros, empezando por todos aquellos que estamos en tierra del Islam o que, como España/Al Andalus, somos tierra del Islam.
 
Es de suponer que el reflejo instintivo de Rodríguez Zapatero habrá sido el de sacar a nuestras tropas del Líbano, a fin de evitar nuevas masacres. Y es verdad que la situación sobre aquel terreno se está deteriorando por momentos. Sin embargo, retirarse tras este mortal atentado no sería sino volver a dar la razón a la violencia terrorista, como ya sucedió con el 11-M y la salida vergonzosa de Irak. Ahora no debe marcharse España.
 
Pero eso no exime al presidente español de su carga de responsabilidad. Envió las tropas para una misión imposible. Y de hecho poco han hecho para rebajar el Islam radical en la zona. Es más, por intentar contentar a Hizboláh han descuidado del todo la creciente presencia del jihadismo islamista a las puertas de Israel.
 
Que nuestras tropas se desplegaran en el Líbano fue un error del que ya avisamos en su día. Que su misión acabara en fiasco, era cuestión de tiempo. Que el gobierno se haya olvidado del despliegue para que no se hable de él, otro más de sus caprichos hacia nuestros militares. La izquierda comunista pedirá ahora la retirada del Líbano, el PP estará con las victimas y junto al gobierno si éste se compromete a seguir con la misión. Pero el PP debería decirle a Rodríguez Zapatero que estamos prisioneros de la situación en dónde él nos ha metido caprichosamente y debería pedir todo de explicaciones de qué han hecho nuestros soldados allí, en qué condiciones y, sobre todo, con qué resultado. Es lo mínimo que se pude hacer por nuestros soldados.

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