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Álvaro Vermoet Hidalgo

La izquierda contra la cultura española

No es que el PSOE esté preso del nacionalismo, sino que el nacionalismo forma parte del rechazo de la izquierda hacia la herencia cultural española y occidental.

Lo que más me sorprendió del Consejo Escolar que pude narrar a los lectores de Libertad Digital es el rechazo absoluto a mi propuesta de ampliar los contenidos en la enseñanza de las Humanidades. La verdad es que yo, ingenuamente, creía que parte de esa izquierda que se arroga la defensa de la cultura, las letras y las artes votaría a favor de una propuesta que criticaba el recorte de los programas de Humanidades a nivel nacional y pedía la vuelta del Lazarillo, de Cervantes y de la Generación del 27, entre otros, a los programas nacionales de Literatura, y de Grecia, Roma, Egipto, Bizancio, el Reino Visigodo, la Reconquista y un largo etcétera a los temarios de Historia.

He llegado a la conclusión de que ese rechazo a unos contenidos que reflejen la herencia cultural española se debe sencillamente al rechazo de la izquierda hacia esa construcción nacional occidental llamada España. Es verdad que probablemente haya influido también ese pedagogismo progresista que se basa en rechazar todo método de enseñanza tradicional, como la memoria, el estudio o la lectura y en cambiar todo de nombre, de tal forma que todo suene más interactivo y participativo. Por ejemplo, en Literatura, se hace referencia a la lectura de "obras adaptadas a la edad del alumno", cuando toda la vida se ha leído a los clásicos en la enseñanza media.

Pero, ideas pedagógicas aparte, creo que el rechazo a unos contenidos nacionales en Humanidades esconde un rechazo a la herencia cultural española, de la cual la izquierda española no se siente heredera. España es una construcción romana, cristiana y occidental, y eso para la izquierda no es sino la Historia de la opresión y las luchas de poder. La izquierda no se siente heredera ni de la revolución de Cádiz ni de la Restauración; no hablemos ya de la Reconquista. Y así lo ha demostrado siempre: el PSOE ha permanecido al margen de cualquier sistema representativo desde la Restauración Canovista (recordemos la amenaza de muerte de Pablo Iglesias hacia Antonio Maura) hasta Largo Caballero y el golpe del 34.

No creo que sea relativismo lo que se esconde bajo este rechazo a la herencia cultural occidental. En el fondo, la admiración por el islam, el nacionalismo, el etnicismo, el indigenismo y todo lo que no sea occidental y liberal no se debe a la idea de que Occidente no pueda compararse al resto de culturas, sino a que Occidente es el gran opresor de la Historia de la Humanidad, desde el colonialismo hasta la globalización, lo que convierte en justicieros universales a todo tipo de integristas o terroristas anti-occidentales, ya que su acción se debe, al final, a un "mar de injusticia universal". He ahí que el Islam aparezca en Historia y las “diferencias culturales” en Ciudadanía mientras no queda rastro de la Historia de España en los planes de estudio.

Así se explica que la izquierda votara a favor de que se enseñe en asturiano en Asturias, en gallego en Galicia y en árabe o tamazight en Ceuta y Melilla, pues fomentando identidades localistas y étnicas se debilita también esa idea de España que se considera reaccionaria. El rechazo a la idea de España se sustenta en los nacionalismos de la misma forma que los anti-globalización protestan de la mano de los indigenistas: el rechazo al "expansionismo occidental", justifica el intento de que cada pueblo se mantenga en sus orígenes culturales, alejado de la modernidad y de la libertad. No es que el PSOE esté preso del nacionalismo, sino que el nacionalismo forma parte del rechazo de la izquierda hacia la herencia cultural española y occidental.

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