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Juan Manuel Rodríguez

Contra todos

Alonso, que no es un piloto cualquiera sino doble campeón mundial, estaba criticando a los comisarios (el verdadero brazo armado de la FIA) por emplear una doble vara de medir a la hora de enjuiciar un mismo caso dependiendo del piloto que se tratara.

Anoche hablé en El Tirachinas con Carlos Gracia, presidente de la Federación Española de Automovilismo, para conocer su opinión a propósito de la decisión de la Federación Internacional de no imponerle sanción alguna a Lewis Hamilton por sus polémicas maniobras tras el coche de seguridad en el Gran Premio de Japón. Gracia se mostró ciertamente incómodo cuando le dije que lo que estaba haciendo Fernando Alonso con sus declaraciones previas a la reunión de los comisarios deportivos no era otra cosa que denunciar la corrupción de la FIA. Si mal no recuerdo, Alonso venía a decir que, en una situación similar, a él ya le habrían penalizado hacía tiempo. Efectivamente era el juicio de valor subjetivo e interesado de un piloto, pero Alonso, que no es un piloto cualquiera sino doble campeón mundial, estaba criticando a los comisarios (el verdadero brazo armado de la FIA) por emplear una doble vara de medir a la hora de enjuiciar un mismo caso dependiendo del piloto que se tratara.

Espero que se me perdone el chistecito fácil, pero a Gracia no le hizo ninguna gracia que Alonso dijera eso y se mostró en total desacuerdo con las opiniones del español. Probablemente el error, alimentado desde aquí por cierto sector de prensa arribista, consistió en dar por hecho que, puesto que los comisarios de la FIA habían decidido reunirse de urgencia, lo hacían sin lugar a dudas para castigar a Hamilton con un montón de puntos o con algo mucho peor, por ejemplo la maldición de Tutankamón. De repente se abría otra vez la posibilidad de darle un vuelco a un campeonato que parecía perdido, pero esa posibilidad se vio inmediatamente frustrada tras la decisión de estos "comisarios-meteorólogos" que encontraron un eximente para el frenazo de Hamilton en la lluvia que arreciaba en esos momentos sobre el circuito de Fuji. Y el champán de vuelta a la nevera.

En lo que sí tengo que darle toda la razón a Alonso es en que parece mentira que un circo como éste, que mueve montones de dinero y que reinvierte auténticas fortunas en tecnología punta, dependa de la grabación de un video aficionado para darse cuenta de lo que sucedió en Japón. Por lo demás, las explosivas declaraciones de Alonso nada más conocer la pole –otra más– de Hamilton en Shanghai, certifican que este chico está contra todo y contra todos: contra la FIA, contra Hamilton, contra Dennis, contra McLaren y contra el establishment en general. Hasta Bernie Ecclestone, el dueño del invento, afirma sin rubor que Hamilton es un milagro para la Fórmula Uno y la persona adecuada para ganar el campeonato. La pregunta ahora es la siguiente: ¿quién querrá dar asilo ahora a un personaje tan incómodo como Fernando Alonso?

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