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John Stossel

En Utah se vota este martes el cheque escolar

Lo último que quieren es un sistema en el que los padres puedan elegir el centro que consideren mejor para sus hijos. Los malditos podrían elegir escuelas que no estuvieran dominadas por los sindicatos. Mejor no darles la oportunidad.

Este martes los electores de Utah acudirán a las urnas para decidir si su estado se convierte en el primero de la nación en ofrecer cheques escolares. La aprobación del referéndum 1 haría elegibles a todos los escolares que estudian en centros públicos para recibir unos vales por valor de entre 500 y 3000 dólares al año, dependiendo de los ingresos familiares. Los padres podrán utilizarlos para enviar a sus hijos a centros privados.

Qué gran idea. Por fin los padres normales tendrán las mismas opciones que los padres ricos siempre han tenido. La competencia resultante conducirá a la creación de mejores escuelas privadas e incluso mejorará los centros del gobierno.

Pero espere, que los sospechosos habituales han declarado la guerra contra los cheques escolares. Su plataforma se hace llamar Habitantes de Utah por la Escuela Pública y en ella, como era previsible, está la Asociación de Educación de Utah (el sindicato de profesores), la Asociación de Juntas Escolares de Utah, el Sindicato de Empleados de la Educación de Utah, las asociaciones de directores de centros de primaria y secundaria, la Asociación de Superintendentes Escolares de Utah y la PTA. "¡No a los cheques! – protestan –. Confíe en nosotros. Sabemos lo que es mejor para sus hijos." Dicen estar totalmente a favor de mejorar la educación, pero no facilitando a los padres la elección del centro escolar:

En lo que respecta a proporcionar a cada niño de Utah una educación de calidad, estamos seguros, al igual que la mayor parte de los norteamericanos, de que las mayores esperanzas de éxito residen en invertir en reformas avaladas por la investigación. Entre ellas están las cosas que tanto padres como profesores saben que marcarán la diferencia en el aula, como son clases con menos alumnos e inversión en programas de desarrollo del profesorado. Centrarse en este tipo de reformas llevará a éxitos mucho mayores que desviar dinero del contribuyente a un sistema de educación alternativo.

Por favor. Llevo años escuchando esa canción. Las escuelas públicas estadounidenses fracasan gastando de media más de 11.000 dólares por estudiante. Utah gasta 7500 dólares. Piense en lo que haría un empresario de la educación innovador con tanto dinero. ¡Son más de 150.000 dólares por clase! La respuesta a una enseñanza pública mediocre no es conceder al monopolio gubernamental mas "programas de desarrollo del profesorado". La respuesta es la competencia.

Los burócratas y los sindicatos se echan a temblar de sólo pensarlo. En mi especial de 20/20 sobre educación, un profesor tuvo las narices de comentar con desprecio: "¡La competencia no es para niños!" Todo lo contrario. La competencia y la posibilidad de elegir equivalen a devolverles el poder a los padres. Es a ellos a quienes realmente teme el lobby de la educación. Lo último que quieren es un sistema en el que los padres puedan elegir el centro que consideren mejor para sus hijos. Los malditos podrían elegir escuelas que no estuvieran dominadas por los sindicatos. Mejor no darles la oportunidad.

Los detractores de los cheques escolares ya lograron forzar un referéndum sobre la ley, esperando un veto de los votantes. Espero y deseo que no lo hagan.

Los cheques conseguirán que los centros rindan cuentas a los padres en lugar de a una burocracia. Directores y administradores tendrán que convencer a los padres de que están haciendo un buen trabajo. Eso es asumir de verdad la responsabilidad. Y la ley de Utah exige que los centros privados se sometan a auditorías financieras independientes y realicen a sus estudiantes un examen nacionalmente homologado cada año. Los resultados serán dados a conocer públicamente, dando a los padres información que podrán utilizar para evaluar los centros.

Esta coalición contraria a los cheques afirma que sólo beneficiarán a los niños que habrían ido de todas formas a centros privados. Pero la Campaña Vota por el 1 señala que los alumnos que actualmente estudian en centros privados sólo recibirían cheques si sus familias tienen ingresos bajos. De modo que la ley concedería nuevas oportunidades a padres e hijos que a día de hoy no tienen ninguna opción en absoluto.

La coalición afirma que "los cheques costarán al menos 429 millones de dólares; unos fondos que podrían utilizarse en los centros públicos para reducir el tamaño de las aulas y proporcionar libros de texto gratuitamente". Pero los partidarios de los cheques observan que, puesto que de media cada cheque escolar costaría 2.000 dólares y el estado gasta más de 7.500 dólares por alumno, las escuelas públicas tendrían 5500 dólares por cada estudiante perdido para gastar en los demás. Deberían darse por satisfechas con eso.

Desde hace más de un siglo, los niños norteamericanos han estado en manos de burócratas de la educación. Durante más de 40 años, el sistema público ha estado dominado por un sindicato proteccionista de profesores que antepone sus intereses a los de los niños que le son confiados a sus miembros. Los resultados son lo que se debe esperar de un monopolio financiado con dinero extraído a la fuerza al contribuyente: mala calidad, falta de innovación y niños aburridos.

Los padres de Utah deberían ser la envidia del resto del país porque este martes tendrán la posibilidad de recuperar el control de la educación de sus hijos.

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