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Víctor Llano

Lo que nunca pensó pagar

Poco le importa al máximo líder de los cuatreros multimillonarios que Zapatero le perdone lo que nunca pensó pagar. Ya no tiene tiempo para detenerse en cifras que le importan un carajo.

Por su conciencia no pasan los siglos. No disminuye el desprecio de Castro por sus víctimas. Sólo así se entiende que las haya cosificado durante medio siglo. Más a las que tiene más cerca y simulan un gozo que están lejos de sentir. Nunca les echó cuentas. Y ya está viejo para cambiar. Ni siquiera hoy que necesita de ellas para intentar mantenerse en pie. Esta semana las ha vuelto a humillar. A pesar de que los herederos de la barbarie castrista se esfuerzan para que el Gobierno de Zapatero les perdone una deuda que sólo en un primer plazo alcanzaría los 2.000 millones de euros, su todavía Comandante en Jefe ha acusado al Rey de España de adoptar los métodos genocidas del Imperio.

Poco le importa al máximo líder de los cuatreros multimillonarios que Zapatero le perdone lo que nunca pensó pagar. Ya no tiene tiempo para detenerse en cifras que le importan un carajo. Allá se las arreglen los que quieren quedarse con lo que robó durante 49 años. Que hagan lo que hizo él. Que no paguen nada. Lo que les deja no está hipotecado. Lo sufragó con la sangre de sus víctimas. No por gusto fusiló a mansalva. No debe nada a las empresas españolas. Nadie las obligó a ayudarle. Él no tiene la culpa de que los gallegos sean tontos de remate y no aprendan del sufrimiento de sus abuelos. Es su problema si les gusta que les roben.

Es lo que tiene el coma-andante. No calla ni aunque se lo supliquen sus hijos. A ellos les complacerá mucho viajar a España y que les inviten al palco del Bernabéu, pero a su padre no le gusta el fútbol, prefiere el béisbol del gorila rojo. Ya desde niño odiaba al gallego que para perderlo de vista le dejó en manos de los jesuitas del Colegio Belén. Le consta que de su familia sólo le quiso su madre. Como no le quisieron, no le quedó otra que intentar que le temieran. Y lo logró con creces. Se vengó de su padre haciendo daño a todos los españoles que pudo. Más si corrieron a financiar su represión. Ahora que no se quejen. Ya sabían a quién ayudaban.

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