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Carlos Semprún Maura

Dos veces rehén

Fue una jornada tibia. Incluso aceptando las cifras sindicales, siempre exageradas, de 700.000 manifestantes en toda Francia, es poca cosa si se compara con recientes manifestaciones en las que sólo en París eran bastantes más.

El candidato a tirano Hugo Chávez ha ridiculizado a Nicolas Sarkozy. Tras ser mandado a callar por Su Majestad en Santiago de Chile y recibido fríamente en Ryad en la reunión de la OPEP –salvo por su colega, el tirano iraní–, cuando ya sólo lo recibía como camarada y clone por Castro el histrión Chávez se ha apuntado un tanto (Al Capone recibido por el Presidente de los USA), al ser recibido en el Elíseo.

El pretexto fue la liberación –o canje– de Ingrid Betancourt, rehén de las FARC colombianas desde 2003. También "salió en la foto" con la familia Betancourt y aunque había anunciado a Le Figaro que iría a París "con buenas noticias" sobre Ingrid, al llegar ayer anunció, como estaba previsto, que no tenía nada de nada. ¿Mera operación publicitaria? No sólo, porque entre bambalinas la delegación venezolana discutió petróleo con Total, y Total, que sigue en Birmania, está dispuesto a todo, también en Venezuela. ¿Qué tiene que ver la democracia con el petróleo? Está visto que la infeliz Ingrid Betancourt no sólo es rehén de las FARC; también lo es de Hugo Chávez.

Volviendo a las huelgas en Francia, la noticia de hoy son los sabotajes de los cables eléctricos en diferentes puntos de la red de ferrocarriles, que ha añadido más problemas y más retrasos a los paros en los transportes. La reacción de los sindicatos ante estos atentados ha sido de indignación y condena. El izquierdista y trotsquizante SUD-Rail niega tener algo que ver, pero es el único en aludir a una "provocación patronal". Es muy probable que dichos atentados tengan como objetivo asustar a la dirección de SNCF, bastante asustadiza, para obligarla a ceder a las reivindicaciones sindicales, pero eso aumentará la indignación de los usuarios y la impopularidad de estas huelgas.

Por ahora, el Gobierno y el primer ministro François Fillon parecen mantenerse firmes. También Nicolás Sarkozy, que en la asamblea de los alcaldes plagió a Maurice Thorez, secretario general del PCF, que cuando fue ministro de De Gaulle en 1946 declaró: "Hay que saber terminar una huelga". Lo mismo dijo Sarkozy. Los comunistas están en contra de las huelgas cuando gobiernan o están en los gobiernos, pero en la oposición se manifiestan rotundamente a favor. Lo bueno es que hoy no están en ninguna parte, ni siquiera en la CGT que fue su "correa de transmisión" y sus secretarios hasta el actual Bernard Thibault, precisamente, eran a la vez secretarios del PCF.

Se me iba a olvidar, sí, este martes hubo una "jornada de acción" de los funcionarios, con huelgas y manifestaciones. Fue una jornada tibia. Incluso aceptando las cifras sindicales, siempre exageradas, de 700.000 manifestantes en toda Francia, es poca cosa si se compara con recientes manifestaciones en las que sólo en París eran bastantes más. Eso sí, también aquellas tenían como único objetivo impedir cualquier reforma. Pero visto lo visto, el presidente y el Gobierno no tienen por qué ceder. Pero, mientras tanto, la huelga de transportes continúa.

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