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José María Marco

Una historia poco navideña

Habrá quien considere el asunto bastante sórdido, y con razón. Habrá quien lo encuentre grotesco, también con razón: un resumen perfecto de la vieja y decadente Europa.

La historia es tan divertida que resulta imposible no hablar de ella. Tras la publicación de sus fotos con Nicolas (Sarkozy), Carla (Bruni) dice que "estamos muy enamorados". Es, sigue diciendo, una "historia auténtica". No se esconden, apunta, pero tampoco se exhiben. Pura naturalidad, deducimos nosotros. Cécilia (ex Sarkozy) echaba de menos ir al supermercado con su hijo. Carla Bruni acaba de descubrir los encantos de Eurodisney, bien es verdad que de la mano del presidente de la République, la única que existe por mucho que le pese a ZP.

Cuando todavía no se había hecho público el divorcio de Cécilia y Sarko, Bernard Henry Lévy declaró que era muy hermoso que en el Elíseo se viviera una auténtica historia de amor. Está claro que no sabía de lo que estaba hablando. Ahora todo el mundo anda tras la novela que la hija del filósofo publicó hace algunos años. En sus páginas Carla Bruni juega un papel fundamental.

Como es bien sabido, Justine (como la protagonista de la novela de Sade: en el nombre de la hija lleva el padre la penitencia) Lévy estuvo casada con un hombre cuyo padre era amante de Carla Bruni. Justine Lévy no se dio cuenta durante algún tiempo, pero al fin comprendió lo que le esperaba. Y es que Carla, que en la novela se llama Paula, iba a abandonar a su suegro para irse con su marido.

Justine Lévy describe así a la que también llama "Terminator" en su novela titulada Nada grave: "A él (mi marido) le divertía que yo estuviera celosa. Siempre me decía pero amor mío, es mi suegra, no vas a estar celosa de mi suegra... Aquello me hacía reír, pero seguía estando celosa, me parecía que jugaba demasiado a ser coqueta, estaba con su padre pero yo la había visto, en la playa, en las comidas, en los cafés, hacerse la interesante y la inocente, poner morritos, ligar con todos y cada uno de los hombres que se le ponían por delante, ¡es usted apasionante! ¡qué seductor resulta usted!, la encontraba guapa y peligrosa con esa cara inmóvil, como esculpida en cera, cuando sonreía sufría una suerte de desplazamiento de los huesos que le descubría los dientes, todos iguales, esculpidos iguales, la encontraba hermosa y biónica, con mirada de asesina."

Este es el género con el que Nicolas Sarkozy, el amo de Francia, está viviendo su nueva y auténtica historia de amor. Por cierto que Carla Bruni acabó teniendo un hijo con el ex de la hija de Bernard Henry Lévy. La actual amante de Sarko se habrá acostado por tanto con el abuelo de su hijo... Y lo que nos queda por ver.

Habrá quien considere el asunto bastante sórdido, y con razón. Habrá quien lo encuentre grotesco, también con razón: un resumen perfecto de la vieja y decadente Europa.

Pero habremos de reconocer que nuestros vecinos hacen algunas cosas con garbo. Baroja observó alguna vez que los barcos de pesca franceses llevaban nombres divertidos e ingeniosos, siempre sugestivos, mientras que los españoles no pasaban nunca del "Sonsoles y José Luis", "Elvira y Mariano" o algo parecido. En esas seguimos.

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