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Emilio Campmany

Combate desigual

Él solo, apoyado en el derecho, la justicia y en los accionistas de Endesa, puede enfrentarse a este gobierno y vencerle. Tiemblan en el PSOE sólo de pensar qué puede hacer apoyándose en ese derecho y en esa misma justicia y en los votantes del PP.

Entre los que desean la próxima victoria del PP, muchos han lamentado que la fastuosa noticia del fichaje de Manuel Pizarro se haya visto oscurecida por el descarte de Gallardón y se preguntan si no hubiera sido mejor que las dos noticias se hubieran conocido por el orden inverso. Creo que el orden no es tan importante y que, de alguna manera, no altera el producto. De hecho, la noticia del fichaje de Pizarro restó buena parte de relevancia a que Gallardón fuera o no en las listas y al debate acerca de si lleva o no votos porque el que sin duda los aportará será Manuel Pizarro y su formidable éxito al frente de Endesa.

Prueba de que el fichaje de Pizarro es lo relevante y el descarte de Gallardón lo anecdótico lo constituye el hecho de que las portadas de este viernes en los dos medios de comunicación que con más ahínco han defendido la exigencia de Gallardón, El País y el ABC, aunque dedican su principal titular al alcalde, incluyen fotos de Manuel Pizarro.

El propio PSOE y su gobierno se han percatado del tamaño del desafío y se han apresurado a sacar a sus primeros espadas a la palestra. Primero fue Pepiño Blanco, que recurrió a la imagen de un tiburón saliendo de una imposible madriguera. Luego fue la vicepresidenta la que calificó cariñosamente y “sin acritú” de indecente al aragonés. Y finalmente, ha sido Solbes, quien, empujado sin duda por alguien que no le quiere bien, pues el suicidio no es un acto compatible con el carácter del apacible economista, ha decidido aceptar el reto de un debate con el turolense.

No hay pues posibilidad de que el episodio Gallardón oscurezca la importancia del fichaje de Pizarro. Y es que éste ha demostrado que él solo, apoyado en el derecho y en la justicia y en los accionistas de Endesa, puede enfrentarse a este gobierno y vencerle. Tiemblan en el PSOE sólo de pensar lo que puede hacer apoyándose en ese mismo derecho y en esa misma justicia y en los millones de votantes del PP. Mal deben de andar las encuestas cuando los socialistas se avienen a enviar a un hombre tan mal armado como Solbes a enfrentarse a adversario tan poderoso.

De hecho, el todavía vicepresidente del gobierno no puede haber olvidado aquel debate que, durante la campaña electoral de 1996, mantuvo con Rodrigo Rato en el plató de Canal Plus, es decir, en campo propio. Cannas se queda corta para describir el desastre que aquel duelo supuso para los socialistas. Doce años después, Solbes se dispone a probar la misma medicina. Serán cosas del destino.

Cuando el debate haya terminado, la discusión no será quien ha ganado, sino si Pizarro fue más o menos contundente de lo que lo fue Rato. Si se concluye que fue Pizarro el que le arreó con más fuerza, don Rodrigo siempre podrá alegar que, cuando él lo venció, Solbes era más joven y tenía en el rincón de entrenador a Felipe González.

En cualquier caso, parece seguro que Gallardón no será el que más bofetadas reciba durante esta campaña electoral.

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