Cuando el PSOE saca a pasear a Alfredo Pérez Rubalcaba es que las cosas no le van muy bien. Ver a Rubalcaba en la calle Ferraz junto al logotipo de su partido nos lleva atrás en el tiempo, en concreto al 13 de marzo de 2004, cuando desde la sede federal del PSOE se violó la jornada de reflexión. El actual ministro del Interior hizo entonces el trabajo sucio de Rodríguez Zapatero; en este arranque de campaña ha vuelto a las andadas.
¡Cómo se ha puesto Pérez Rubalcaba! Como una auténtica furia: hiriente, despectivo, mentiroso, manipulador, destructivo y nauseabundo. Si este personaje –que fue portavoz del Gobierno durante la investigación de los GAL, que fue clave en la revuelta callejera de las vísperas del 14 de marzo, que ha sido ministro del Interior durante el proceso de rendición ante ETA, que ha mentido en numerosas y comprobadas ocasiones– sale ahora en plena campaña electoral para intentar cambiar el rumbo de su partido es que los socialistas tienen que estar bajo mínimos.
Es evidente que en estos momentos, en la carrera electoral, los socialistas han perdido el paso, carecen de iniciativa y se limitan a reaccionar a lo que diga el Partido Popular. En el arranque de 2008, el Ejecutivo está claramente desbordado. Solo critican, insultan, descalifican y rugen. Están como fieras y no consiguen retomar el pulso de la vida política.
En este caso, Pérez Rubalcaba ha sido muy crítico con las propuestas de inmigración de Mariano Rajoy, similares a las medidas puestas en marcha por Nicolas Sarkozy en Francia cuando era ministro del Interior. También ha arremetido contra la propuesta de los populares de plantar 500 millones de árboles en una legislatura. Lo cierto es que estas propuestas –buenas o malas– están sirviendo para que el debate se centre exclusivamente en las iniciativas del PP. Nadie habla de las socialistas, que fuera de los 400 euros, ni se conocen ni se las espera. Y, la verdad, ese burdo intento de comprar votos casi mejor para ellos que se lo hubieran callado.
Lo cierto es que a un mes de las elecciones generales la iniciativa política del Gobierno es inexistente. Están desaparecidos. Y ante tanta nulidad, su solución se llama Alfredo Pérez Rubalcaba.
