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Pío Moa

Lo que Rajoy podría explicar

ETA quiere más de lo que la sociedad española está dispuesta a tragar por mucho que usted, prevaliéndose de unos medios de masas corrompidos, edulcore sus tratos con los pistoleros. Por eso no ha podido dar a los terroristas todo lo que exigían

«Señor Zapatero, voy a aclararle por qué nunca hemos apoyado lo que usted llama su política antiterrorista: porque usted ha invertido los avances que en esa materia había conseguido el gobierno de Aznar. Cuando usted estaba en la oposición propuso un pacto antiterrorista, que fue bienvenido, pero al mismo tiempo lo estaba saboteando y traicionando. Y una vez llegado al poder arruinó por completo el acuerdo sustituyéndolo por un pacto, o intento de pacto, con los asesinos. Usted buscaba, según dice, que estos dejasen las pistolas, pero lo hacía a costa otorgarles la mayor parte de sus exigencias. Para lo cual usted ha vulnerado gravemente la Constitución, ha emprendido un proceso de disgregación de la nación española, base de la soberanía, para convertirla en un amasijo de "naciones" inventadas al gusto de los políticos de turno, ha tratado de marginar y silenciar a la AVT, que no representa solo a las víctimas directas de los pistoleros sino, precisamente, al Estado de Derecho y la dignidad del sistema de libertades. La víctima de esos turbios negocios es la sociedad entera.

Usted ha ido muy lejos en beneficio de la ETA: ha internacionalizado el problema a satisfacción de ella, ha vuelto a legalizar sus terminales políticas, le ha entregado el censo de los ciudadanos en las Vascongadas y le ha suministrado cuantiosos fondos públicos, ha liberado a uno de los asesinos más repugnantes, De Juana Chaos, como emblema de las liberaciones previstas. Ese "diálogo", esa colaboración sin disfraz que usted ha negado a la oposición y a la AVT, ha llegado hasta propiciar el chivatazo a los etarras para eludir la acción de la justicia. Usted ha embellecido a los asesinos, ha hablado de sus "discursos de paz", del "proceso de paz" o de sus "trágicos accidentes", pervirtiendo el lenguaje y denigrando con ello a las víctimas más directas y a toda la ciudadanía. Usted se jacta de las pocas muertes de estos años en comparación con otras épocas, pero qué menos que la ETA le agradeciera a usted de ese modo lo mucho que usted estaba haciendo por ella y en la perspectiva de dádivas todavía mayores. Aun así, la ETA no ha cesado todo este tiempo en sus atentados, brutales y extremadamente dañosos, como aviso y chantaje.

Pero la ETA quiere más de lo que la sociedad española está dispuesta a tragar por mucho que usted, prevaliéndose de unos medios de masas corrompidos, edulcore sus tratos con los pistoleros. Por eso usted no ha podido dar a los terroristas todo lo que ellos exigían, y los tratos han naufragado... de momento. Pues usted se ha garantizado en el Congreso la posibilidad de seguir con esos negocios degradantes y anticonstitucionales, y tiene la evidente intención de proseguirlos si gana las elecciones. Usted se jacta de las detenciones últimas de etarras, pero no es lo mismo detenerlos para hacerles cumplir sus condenas que con la esperanza de una no lejana salida de prisión, convertidos en héroes populares por la chusma política.

Y le voy a decir, señor Zapatero, por qué ha emprendido usted este camino de destrucción de la ley y de la convivencia en libertad. No ha sido por ingenuidad ni ignorancia, porque después de tantos años conocemos todos perfectamente el carácter e intenciones de los asesinos. Ha sido porque usted coincide con ellos en aspectos básicos: para ellos y para usted España, su unidad, carece de especial importancia, y la Transición democrática y la Constitución están viciadas por su evidente origen franquista. Usted ha impuesto una ley dicha de "memoria histórica" al gusto y conveniencia también de la ETA, una ley que deslegitima implícitamente al régimen democrático actual y les identifica a ustedes, clara e inapelablemente, con los organizadores de las chekas de la guerra civil. Hay, por tanto, un terreno común de coincidencias entre su Gobierno y la ETA sobre el cual jugar "al entendimiento y el diálogo". A los cuales, evidentemente, no han renunciado ustedes, aunque las elecciones les obliguen a dar algún paso atrás. No, su política hacia los pistoleros nace de un cálculo firme, no de una ilusión bienintencionada, aunque engañosa.

La ETA no es un problema más en España, sino el problema clave. No se trata solo de que haya desafiado y puesto en jaque a la ley con sus crímenes, sino, ante todo, de su acción corrosiva sobre el sistema de libertades y la unidad de España. Sin el crimen etarra los separatismos nunca habrían alcanzado su peligrosidad actual ni nos encontraríamos con una región española donde la democracia no existe en la práctica, y otra región, por lo menos, en el mismo camino. Y estos resultados jamás los habría logrado una banda de pistoleros sin la decisiva ayuda de diversos partidos, en primer lugar del PNV, comunistas y similares, pero también de los gobiernos desde la Transición bajo la consigna de la "solución política", fuente de esperanzas y cambalaches para los terroristas. Esa debilidad de gobiernos y partidos nacía de la satanización del franquismo –del cual proviene nuestra democracia– y de la paralela glorificación de los grupos totalitarios que efectivamente habían luchado contra aquella dictadura, y ante los cuales sentían inferioridad moral los "antifranquistas" de pacotilla que empezaron a multiplicarse tras la muerte de Franco. Fue durante el Gobierno de Aznar cuando empezó a cuestionarse y finalmente a descartarse esa famosa "solución", cuando empezó a aplicarse la ley, sin más, a los asesinos, con los más esperanzadores resultados. Por un momento pareció que ustedes se adherían a esta política y pudo llegarse al Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, pacto que, como decía antes, ustedes empezaron traicionando a nuestras espaldas para transformarlo en su contrario: Pacto con los terroristas y los separatistas contra las libertades. A eso llama usted "política antiterrorista", como llama "proceso de paz" al proceso de destrucción de la convivencia democrática establecida en 1978. Espero que esta explicación le valga a usted y valga a los ciudadanos para entender por qué nunca le acompañaremos en esas dañosísimas empresas.»

Me habría gustado escuchar una explicación parecida al señor Rajoy. Podría prescindir de la referencia al franquismo y al origen franquista de la democracia, porque se ha permitido a los demagogos avanzar demasiado en sus desvirtuaciones históricas y gran parte de los ciudadanos no lo entendería a pesar de su evidencia. Por eso quizá resultase prematura la alusión, pero todo habrá de andarse, pues nuestra sociedad siempre estará algo enferma si renuncia a conocer y apoyarse en su historia.

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