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Álvaro Vermoet Hidalgo

El precio del pan y esas cosas que importan

Ese tipo de oposición del nuevo PP, es decir, centrarse en políticas sectoriales (economía, educación, sanidad, etc.) pero no en las cuestiones fundamentales, tampoco la están haciendo.

Hace tiempo, incluso antes de la crisis económica española, que el marianismo llegó a la conclusión de que "lo único que de verdad le importa a la gente", lo único de lo que hay que hablar, es el precio del pan y de la leche desnatada, por encima de la ilegal liberación de presos etarras, la persecución del castellano o el "mangoneo" de la Justicia, en palabras de Rosa Díez. Y no se queda ahí la cosa, no; al parecer se han propuesto recordarnos qué nos importa cuantas más veces mejor, por si hiciera falta recordar a la gente que hay que votar con el bolsillo y que el PP, aunque les caiga fatal, gestiona como nadie.

Lo que sucede es que ese tipo de oposición del nuevo PP, es decir, centrarse en políticas sectoriales (economía, educación, sanidad, etc.) pero no en las cuestiones fundamentales, tampoco la están haciendo. Aceptemos por un momento la tesis de que si el PP quiere superar su techo de votos del 9-M tiene que olvidarse de cuestiones constitucionales, lingüísticas y de lucha antiterrorista y limitarse a esas políticas sectoriales, o sea, suaves. Si lo pensamos un poco, tampoco ahí se está haciendo oposición. Tomemos tres ejemplos:

1. Modelo energético. ¿Qué mix energético defiende el PP? El de Miguel Sebastián, es decir, el de mantener la actual dependencia del petróleo sin agravarla cerrando centrales nucleares. ¿Es esa la alternativa del PP? O Rajoy cree que España no necesita más centrales nucleares sino molinillos de viento para reducir nuestra dependencia del petróleo o, si lo cree, no lo dice, porque se ha limitado a "pedir un debate" sobre las nucleares, sin expresar qué postura tendría él, con lo que, en esta política sectorial, la oposición no se opone a nada.

2. Modelo educativo. El modelo de libertad de enseñanza que defiende la derecha –¡qué digo derecha, el trotskismo lasalliano!– es, sin matices, el modelo del PSOE. ¿No fue el PSOE quien creó los conciertos educativos? Sí. ¿Defiende el PP el cheque escolar o cualquier otra forma de ayudar a las familias a poder elegir el colegio que quieran? No. Defiende el mismo modelo estatista e inmovilista del PSOE: dejar la libertad de elección a la respectiva comisión de escolarización del ayuntamiento de turno. ¿Y qué reforma propone el PP para acabar con el dominio nacionalista en la enseñanza? Ninguna, dejar todas las competencias a las comunidades autónomas y una Alta Inspección del Estado que debe de tener tortícolis de tanto mirar hacia otro lado. Tampoco aquí brilla en exceso el modelo de oposición de este PP.

3. Modelo de pensiones. En el célebre discurso integrador en Elche, conocido popularmente como Y quien se quiera ir al partido liberal o al partido conservador... ¡que se vaya!, Mariano Rajoy atacó a Esperanza Aguirre a quien, entre otras lindezas, acusó nada más y nada menos que de haber cuestionado el modelo de reparto del sistema público de pensiones. La verdad es que no recuerdo una afirmación ni medio parecida de Aguirre, pero resulta reveladora la acusación; Rajoy no sólo no defiende una alternativa al modelo actual, como sería permitir a los trabajadores capitalizar una parte de su aportación para que su jubilación no dependa del número de trabajadores que haya en el futuro, sino que propone enseñarle la puerta de salida a cualquiera que ose cuestionar el sistema público y único.

Y todo esto sin hablar de por qué el PP no abandera el regeneracionismo democrático y la transparencia, como hizo con José María Aznar, y defiende reformas como la independencia de la justicia, las listas electorales abiertas, la regulación de los lobbies o el establecimiento de unas elecciones primarias que incluyan un censo externo de electores y un sistema de financiación de los candidatos. Aunque también es cierto que si el PP de Rajoy no defiende esto de las primarias es por una razón bien clara, sita en Bulgaria, en Barcelona y en Nuevas Generaciones.

En fin, si estas son las cosas que le importan a la gente parece que la oposición del PP tampoco le dará resultado a Rajoy. Es lo que tiene el Ministerio de la Oposición.

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