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Daniel Rodríguez Herrera

Día Mundial del Escarabajo Pelotero

Querría celebrar el día de Internet recordando a quienes no pueden acceder a ella en libertad y, entre ellos, a quienes cultural y sentimentalmente tengo por más cercanos, los cubanos.

No sé ustedes, pero yo reconozco que me irrita sobremanera esa manía moderna de ponerle día a cualquier cosa. Nostalgia de santoral de un mundo de funcionarios, supongo. Entre las más recientes aportaciones está el día de Internet, inaugurado el año pasado por la AUI y que recibió su sacralización laica en la cumbre de Túnez, lugar poco amigo de quien expresa en la red sus discrepancias con el régimen, donde se consagró el 17 de mayo como "Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información". Ahí queda eso.

El objetivo, al final, de éste y otros días de similar calado en nuestra vida diaria, consiste en lograr unos minutos en los telediarios para el asunto del día, sea Internet, la libertad de prensa, la violencia doméstica (o de género, o contra la mujer, o la alternativa cursi que este año decidan vendernos), la mujer en el trabajo, "la Tierra" (es decir, el ecologismo sandía), la salud, el agua, la alimentación, el libro (y su asociado al parecer indisoluble, el derecho de autor), Europa, la pena de muerte (en contra), el tabaco (sin), los coches (que tampoco) o, si nos descuidamos, el escarabajo pelotero y especies afines.

Pero debo reconocer que, si como ciudadano corriente y moliente estos días me parecen una estupidez, como periodista lo cierto es que resultan bastante cómodos. Aquí me tienen, sin ir más lejos, escribiendo sobre el que me toca. La intención de la AUI al celebrar el día de Internet es básicamente divulgativa. Concursos escolares, premios, un sello conmemorativo, regalo de dominios, jornadas especiales en telecentros, cursos gratuitos; todo o casi todo destinado a reducir la ignorancia práctica sobre Internet. Si está bastante ausente de las celebraciones la llamada "brecha digital", concepto demasiado sofisticado para describir algo tan simple como que hay países demasiado pobres como para tener muchos internautas, también lo está un problema mucho más grave, como es la censura y las prohibiciones que muchos gobiernos represivos llevan a cabo contra las actividades de sus ciudadanos en la red.

De modo que yo querría celebrar el día de Internet recordando a quienes no pueden acceder a ella en libertad y, entre ellos, a quienes cultural y sentimentalmente tengo por más cercanos, los cubanos. Especialmente aGuillermo Fariñas, el héroe que se está matando de hambre para exigir el derecho de poder obtener información libremente. Algunos periodistas mantendremos una charla vía Internet con disidentes cubanos aunque, evidentemente, no desde sus casas, ni desde ningún lugar de la isla donde el tirano barbudo pueda impedirlo. Escondidos y en territorio extranjero, es la única manera que tienen los cubanos de acceder libremente a la red. Pero aún oirán quien dice que la culpa es del bloqueo.

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