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Andalucía

Juan Espadas autorizó la injerencia china en la Universidad de Sevilla

Oposición a una de las últimas medidas de Juan Espadas como alcalde de Sevilla: creación del Instituto Confucio y la Casa de la Cultura Hispano China.

Docentes y alumnos se oponen a la injerencia de China en Sevilla

El audio empezará a sonar cuando acabe el anuncio

Oposición a una de las últimas medidas de Juan Espadas como alcalde de Sevilla: creación del Instituto Confucio y la Casa de la Cultura Hispano China.
El senador y candidato del PSOE-A, Juan Espadas. | Europa Press

"La mejor manera de tomar una fortaleza, es desde dentro". Esta frase de Lenin define a la perfección lo que el comunismo chino quiere hacer con la Universidad.

El último regalo que Juan Espadas le dejó a la ciudad de Sevilla en su etapa como alcalde lleva firma China: concretamente la Universidad Lanzhou Jiaotong, en Gansú. Un centro con una web de dudosa credibilidad, con estética de blog y que no se actualiza desde 2016.

Aún así, el ahora candidato socialista a la Junta de Andalucía firmó con ellos un convenio que hoy han denunciado ante el rector profesores y alumnos de la Universidad de Sevilla. En el texto denuncian que estos organismos que, aparentemente se encargan de difundir la cultura y el idioma, dependen directamente del Partido Comunista Chino, que los usa para su propia promoción y propaganda.

Un mero instrumento del régimen, que se instaura en el corazón de la universidad española y que Mar Llera, la directora de Estudios sobre Asia Oriental de la Universidad, conoce bien: "Los institutos Confucio se rigen por las leyes de enseñanza China que prohíben abordar temas relativos a los derechos humanos, al Tíbet, Taiwan, Tiananmen o los errores históricos del PCC. Eso es incompatible con nuestra libertad de cátedra".

Ella es, precisamente, la promotora de esta recogida de firmas que pretende impedir la apertura de un instituto que "tergiversa la narrativa y que ejerce influencia a la hora de censurar las investigaciones críticas con el régimen que se hagan en el seno de la Universidad".

Cómo usa la información y recluta investigadores

La propia OTAN ha pedido a sus miembros que consulten con sus servicios de inteligencia nacionales las consecuencias de acuerdos como el firmado por Juan Espadas. Principalmente, como alertan estos docentes, porque en muchos casos se ha producido "el robo de propiedad intelectual y se ha cuestionado el uso que el régimen hace de la información", sobre todo en el ámbito militar.

También de los métodos de captación de alumnos por parte del régimen a través, por ejemplo, del "Plan de los mil talentos": el PCC recluta a los mejores investigadores de las universidades en un programa de estudio que se acaba convirtiendo en una honey tramp, o trampa de miel. "Estamos hablando de investigaciones que pueden tener fines militares" y por ende, información reservada. "A veces el régimen chantajea a esos investigadores mediante grabaciones para que no tengan otro remedio que quedar en nómina del Partido Comunista Chino", explica a esRadio, Sandra Flores, investigadora especializada en la dictadura china y autora del China Watch Institute.

Según sus datos, en España ahora mismo hay 8 institutos, 64 centros educativos asociados y 13 aulas Confucio, en las que profesores elegidos directamente por China enseñan el idioma en colegios e institutos.

En los últimos años, se han producido 108 cierres de institutos Confucio, más de 50 en EEUU no sólo durante el gobierno de Trump. El último cierre, sin ir más lejos, ha sido el de la Universidad de Utah en mayo de este año.

El objetivo del régimen: los estudiantes

Los docentes del Confucio también están supeditados a la legislación China, lo que, además de comprometer la libertad de cátedra, da lugar a situaciones como la vivida por Mar en la Universidad de Granada donde "un profesor del Confucio se negó a fotografiarse junto a un disidente Chino. Todos sus movimientos están monitorizados y controlados por la Embajada a la que tienen que notificar toda su actividad".

Ese control por parte de la Embajada, también lo ha sufrido en primera persona Sandra Flores. Ella era la responsable de la promoción de un espectáculo en el Teatro Real de la compañía Shen Yun, integrada por disidentes que promueven la verdadera cultura china, incluida una disciplina espiritual considerada tabú por el régimen comunista.

"A tres semanas del estreno, con miles de entradas vendidas –explica– recibimos la noticia de que se cancela el espectáculo. Sin más explicación y sin más opción". Días después, la respuesta la encontraría en la prensa estadounidense que filtraba una llamada telefónica al entonces embajador de España, Lyu Fan. En ella, una persona vinculada a una organización que investiga las violaciones de derechos humanos en China se hacía pasar por alguien del régimen felicitando al embajador por la cancelación del espectáculo. Pese a que al principio Lyu Fan es reticente a hablar, finalmente, acaba reconociendo las injerencias del PCC.

La cultura es precisamente al vía que el régimen chino usa para acceder a las sociedades occidentales. El problema es que "la cultura que promueve el Confucio –explica Sandra– no es la verdadera cultura tradicional China, es la cultura del Partido Comunista Chino, es un parque de atracciones. Han vaciado de todo contenido las letras, incluso la Historia".

Pone como ejemplo la figura del Emperador, que, según la cultura tradicional era solamente la conexión del hombre con el cielo, un instrumento. Si en algún momento ese instrumento se desviaba y no seguía los principios de las virtudes tradicionales chinas el pueblo tenía el poder de derrocarlo ¿Cómo va a permitir el Partido Comunista eso?".

Shiany Pérez-Chen, también ha sufrido la censura de la Embajada durante su etapa de docente de máster de estudios de Asia Oriental en la Universidad de Salamanca. Fue durante una semana sobre Taiwán a la que asistió el embajador a dar un discurso. Días después, la universidad recibe un email "en el que la Embajada china protestaba enérgicamente por que se hubiera permitido hablar al embajador de Taiwán y se pedía la cancelación de todos los actos culturales que había previstos para esa semana". Shiany recuerda que asistió a una reunión del rectorado "en la que se palpaba cierto temor. La prueba es que, al final, todos los eventos se cancelaron por orden de Madrid, del Ministerio de Educación", puntualiza.

Algo parecido recuerda Shiany que ocurrió en Portugal. También en unas jornadas en las que participaban organismos taiwaneses, el Instituto Confucio "intervino los programas y las guías para devolverlas al día siguiente con cuatro páginas arrancadas", curiosamente, las que acreditaban a instituciones taiwanesas.

"Hemos cedido soberanía educativa"

En su opinión, regular esto "debería ser una cuestión de Estado". Coincide con Shiany Mar al afirmar que "hemos cedido soberanía educativa y no nos hemos enterado".

En este sentido, encuentra un ejemplo muy claro en el doble discurso que emite China a colación de la invasión de Ucrania: "De puertas para afuera es un discurso de una ambigüedad controlada pero dentro del régimen, es una defensa férrea a Putin".

Sandra es muy crítica con la permisividad internacional respecto a China que tiene muy clara su ambición comercial y que ha encontrado el camino abierto por parte de la Organización Mundial del Comercio. "Se permitió entrar al PPC y se le ha tratado como una democracia más. Se ha obviado la violación sistemática de los derechos humanos, la verdadera naturaleza perversa de un régimen que tiene las manos manchadas de sangre de sus propios ciudadanos, que no respeta ninguna regla, que no se atiene a ningún principio moral de ninguna clase y se le permite jugar en igualdad de condiciones con todas las democracias europeas ¿Y nosotros pensamos que eso no nos iba a afectar?", sentencia.

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