L D (EFE) Apareció el mejor escalador del ciclismo español en el momento oportuno y en una de las etapas que pasan a la historia por su final inexplorado, donde el nombre queda para siempre. La duodécima etapa elevaba a Roberto Heras hasta la prenda dorada, la misma que conquistó en propiedad en 2000 y 2003. Entró sobrado en medio de la niebla con un tiempo de cuatro horas, 19 minutos y 33 segundos.
Los efectos colaterales del despliegue del ciclista bejarano, de 30 años, fueron de 34 y 53 segundos respecto a Santi Pérez (Phonak) y Paco Mancebo (Illes Balears-Banesto), que le siguieron en meta. Alejandro Valverde, con su calvario particular a cuestas, luchó con pundonor y entró a 1:27. El líder del Comunidad Valenciana-Kelme salvó un día muy complicado en espera de que se vayan curando sus males. La general despide a Floyd Landis, lejos de los grandes, y al US Postal (doce día de diversos líderes). Heras mira hacia adelante con la camiseta oro. A 35 segundos se sitúa Mancebo, a 49 Valverde, que configuran el podio provisional, cuarto quedó Nozal a 1:12 y Landis quinto a 2:19. La Vuelta también despide hasta otro año a dos campeones del mundo: Igor Astarloa y Óscar Freire, ambos con la mente puesta en el Mundial de Verona.
Heras alcanzó su octavo triunfo de etapa en la Vuelta y el segundo de la temporada. Su paso por el Tour salió marcado por el fracaso, ya que se retiró. La cuenta pendiente la tenía que pagar en septiembre y en la primera ocasión dio en la diana. Sus triunfos aquí son especiales, de los señalados. Ha ganado en sitios de pesada historia: El Angliru y La Pandera (2002), Abantos (2000 y 2003), Morredero (1997), Morella (2000), Segovia (1998) y Calar (2004). "Es un paso importante pero no definitivo porque Mancebo y Valverde van a complicar las cosas y además queda media Vuelta", ha dicho Heras, quien destacaba el trabajo de su equipo en toda la carrera, y en especial el de Isidro Nozal, de nuevo enorme en los momentos decisivos.
La etapa reina no conocía el descanso en ningún momento. Los ataques fueron constantes desde el banderazo de salida y el ritmo muy vivo. La escapada del día se fraguó en el kilómetro 45 cuando Paco Lara se llevó a su rueda a Marcos Serrano y Javier Pascual. El granadino del Costa de Almería, estimulado ante sus familiares y paisanos decidió quedarse solo en su aventura. Suyo fue el protagonismo en el primer puerto, el de Velefique (primera categoría), coronando con 1:40 sobre un grupo de perseguidores y 2:20 respecto al grupo del líder, Heras y Valverde. Varios ilustres, como Beloki, Hamilton y Vnokurov, mandaron mensajes atacantes, pero no contaron con el permiso del Liberty, quien pasó a controlar el ritmo del grupo principal hasta que Heras subió al escenario.
En el primer paso por Calar Alto, Lara aumentó su renta a casi 5 minutos entre la espesa niebla. El interminable descenso de 36 kms que le ponía a pie del puerto final, por su vertiente más dura, con 22 kms al 5,6 por ciento de desnivel medio lo saldó con un colchón de apenas 3 minutos. A 8 kms de meta se le acabó el bonito sueño e ser profeta en su tierra, cuando Heras le pasó por encima. El Liberty tenía marcada la etapa y la estrategia para sacar oro junto al Observatorio astronómico situado a 2.100 metros de altitud. Serrano, Baranowski y Nozal hicieron la selección natural, Valverde lanzó un órdago a 9 kilómetros de meta pero, como es lógico, todos se le pegaron como lapas.
El momento estelar se produjo a 7 kms de meta. Ahí arrancó Heras con el poderío de los grandes escaladores, un golpe seco y enfilado hacia meta. Mancebo y Santi Pérez se convirtieron en los primeros perseguidores y Valverde sufría lo suyo con el ánimo de no perder el reloj entero. Nozal se perdía en tierra de nadie, pero luego enlazó con el ciclista del Kelme. Al final se impuso la lógica del favorito y del más poderoso en carreteras empinadas, quien dio una alegría a un equipo deprimido desde su batacazo en la cronometrada inicial por equipos. Las cosas volvieron a su cauce y los telescopios del lugar vieron de cerca la estrella que busca la Vuelta, la misma que orientó la brújula hacia Madrid.
La decimotercera etapa que se disputará entre El Ejido y Málaga vuelve al llano con un recorrido de 172,4 kilómetros, en su mayor parte junto al mar. De nuevo los aventureros y los esprinters podrán gozar de una oportunidad en vísperas de otra etapa de montaña.