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Castilla y León

'El Chiqui' advirtió de que el primer muerto tenía un "coste" pero el resto salía "gratis", según un agente de la UEI

Otro agente de la unidad asegura que el tiro fue intencionado, "en oblicuo" a sabiendas de que había alguien tras la puerta.

Otro agente de la unidad asegura que el tiro fue intencionado, "en oblicuo" a sabiendas de que había alguien tras la puerta.
El 'Chiqui', último por la derecha, durante la primera jornada del juiicio en la Audiencia de Valladolid por la muerte a tiros de un vecino y de un negociador de la Guardia Civil en Santonia de Pisuerga. | Europa Press

Un miembro de la Unidad Especial de Intervención (UEI) de la Guardia Civil desplazado en julio de 2022 a Santovenia de Pisuerga (Valladolid) para detener a Pablo Antonio S.H. –conocido como El Chiqui– atrincherado en casa tras matar de un disparo a un vecino, ha asegurado que el encausado llegó a advertirles de que el primer muerto "tenía un coste" pero el resto salía "gratis", frase amenazante pronunciada tanto antes como después de efectuar un disparo a través de la puerta que alcanzó mortalmente en la cabeza al jefe del citado cuerpo de élite.

El comandante de la Guardia Civil que entonces era el "segundo de abordo" de Pedro Alfonso Casado –Perico–, el agente asesinado esa madrugada en acto de servicio, ha recordado que se hallaba junto a su "jefe y amigo" en el portal del inmueble, tras la puerta del piso bajo en el que se había hecho fuerte el Chiqui, cuando escuchó el tiro mortal.

"A mi me sorprendió ese disparo. Estaba a dos o tres metros de mi jefe, al que ya vi tendido en el en suelo", ha rememorado el agente, quien ha insistido en que momentos antes y después del tiro el Chiqui se había mostrado en una actitud "chulesca" y amenazante.

"Nos dijo que el primero llevaba un coste y el resto le salía gratis", ha insistido el integrante de la UEI, que también ha indicado que minutos antes el atrincherado les había recriminado hacer ruido tras la puerta y les había indicado que o cesaban los mismos o la cosa iba a "terminar mal" porque tenía "trampeado" con explosivos el piso y todo el edificio.

Munición de gran calibre

El guardia civil ha explicado que desde el primer momento se había colocado un escudo balístico ante la puerta para garantizar la seguridad de los sanitarios en el momento de atender al vecino caído en primer lugar –Dionisio A.P– y que todos los agentes actuantes iban provistos de chalecos y cascos antibalas, incluido su jefe. Pese a ello, el tiro a través de la puerta impactó en el casco de Perico y se alojó mortalmente en su cabeza. "Para ese calibre no teníamos casco balístico que sirva. Que yo conozca, no existe uno capaz de evitarlo", ha lamentado el comandante.

Otro integrante de la UEI, que actuó como negociador, ha asegurado que el tiro realizado por Chiqui tras la puerta fue "oblicuo" y a sabiendas de que detrás había alguien. "Cuando disparó le pregunté por qué lo había hecho y respondió que había disparado a la derecha porque sabía que había alguien allí y que ya nos había advertido de que la cosa iba a acabar mal", ha relatado el agente, algo que avalaría la tesis de las acusaciones de que la muerte de Perico fue un asesinato y no un homicidio imprudente.

Ambos testigos y otra veintena de compañeros de la UEI, con base en Valdemoro (Madrid), cuerpo de élite especializado en casos de toma de rehenes, se habían desplazado la madrugada del 1 de julio de 2022 a Santovenia tras ser informados de que un hombre había matado de un tiro a un vecino del mismo inmueble y luego se había encerrado en casa con varios rehenes, según había asegurado el mismo criminal.

A su llegada sobre las 07.00 horas, la unidad dispuso el operativo –integrado entre otros por tiradores de precisión y dos negociadores– con el fin de tratar de convencer al Chiqui para que se entregara, objetivo no conseguido hasta muchas horas después, previa liberación del joven que, presuntamente, mantenía cautivo –el entonces novio de una hijastra– y después de que le fuera suministrada una dosis de metadona, tal y como había pedido como condición para ello.

Dudas de que fuera un verdadero rehén

A este respecto, el segundo de Perico ha puesto también en duda que el joven Iván V., quien en jornadas anteriores aseguró que fue retenido por su entonces suegro y figura como acusador particular contra él, fuera de verdad rehén del acusado, sobre todo por una serie de datos falsos que les transmitió en los primeros momentos de su liberación.

"Salió relajado pero se alteró cuando empezamos a interrogarle. Nos dijo que había permanecido atado pero los servicios sanitarios no vieron señal alguna de atadura. También llegó a apuntar que había oído la voz de otro rehén, al que no había llegado a ver, y que incluso había visto cables de explosivos en las ventanas, cosa que luego se pudo comprobar que no era cierto", ha relatado el agente para justificar una serie de inexactitudes en el joven que aún hoy en pleno juicio le llevan a dudar de que fuera una víctima más.

"A mí me generó muchas dudas entonces. Si era rehén, ¿por qué no contó la verdad? No pondría aún hoy la mano en el fuego a la hora de pronunciarme si estaba allí a la fuerza o voluntariamente", ha insistido el agente.

"La angustia del joven parecía creíble"

Su testimonio siembra de este modo la duda en el jurado y da alas a la versión del acusado y defensor de que el yerno del primero se había quedado en el piso de forma voluntaria para proteger el inmueble de una posible represalia de Dionisio A.P. –Dioni– , el vecino del 3º al que Chiqui descerrajó un tiro mortal en la tripa, sin mediar palabra, cuando este se presentó ante su puerta, que aporreó, con motivo de una trifulca que esa tarde se había registrado entre las familias de ambos.

Sin embargo, otros agentes de la USECIC de la Guardia Civil que aquella tarde noche acudieron como avanzadilla a Santovenia para apaciguar los ánimos entre ambas familias, tras un pelea entre sus miembros, sí han avalado la versión de que Iván V. se encontraba retenido por el Chiqui puesto que habían escuchado al joven llorar e implorar a su suegro "¡no me mates, no me mates!".

"La angustia del joven y las amenazas que escuchábamos tras la puerta contra él nos parecían creíbles", han coincidido al señalar hasta seis miembros de la USECIC que intervinieron aquella madrugada en el escenario de los hechos nada más producirse la muerte del Dioni ante la puerta del piso del Chiqui.

Dos de los agentes de la USECIC, también como novedad, han llegado a indicar que vieron al acusado tratar de huir por la ventana del piso poco después de abatir a su convecino Dionio. Relatan que le vieron subir la persiana y asomar la cabeza en ademán de fugarse, intención que no llegó a ejecutar al percatarse de la presencia de los funcionarios, circunstancia que beneficia las tesis de los acusadores de que Chiqui se encontraba el día de autos en plenitud de facultades, a pesar de que el aludido haya alegado que se hallaba muy borracho y drogado.

Cuarta jornada

El juicio con jurado, tras la cuarta jornada, prosigue este jueves. Con carácter provisional, el encausado se enfrenta a condenas que oscilan entre los 84 años de cárcel por dos asesinatos, tentativa de asesinato, secuestro y tenencia ilícita de armas que solicita la viuda e hijas del agente y los 58 y 59 que, respectivamente, piden la fiscal del caso y la acción popular ejercida por la Asociación Víctimas.

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