Tal y como era de esperar, la salida de la clínica de la actriz Penélope Cruz con su niña y marido no ha sido una sorpresa en lo que a comportamiento se refiere. Lo hicieron sin querer saber nada de la prensa que estaba desde hacía días esperándoles, y con un total desprecio se metieron en una furgoneta con los cristales tintados, con el fin de evitar cualquier fotografía, y desaparecer.
De acuerdo que están en su perfecto derecho de no hacer un breve posado, como lo hace todo el mundo, pero tampoco les hubiera costado nada hacerlo, sonreír medianamente cinco segundos y quedar bien.
Parece mentira que traten tan mal a los medios de comunicación de su propio país, que tanto les han apoyado a lo largo de la carrera de ambos. Ni siquiera su representante ha emitido un comunicado para informar que la niña había nacido bien, y dar los típicos datos de peso y nombre. Tampoco se pedía más, pero la realidad es muy diferente. Lo único que hay es un total y absoluto mutismo.
Con toda seguridad, nos enteraremos de algún detalle pasado un tiempo, cuando decidan hablar, como es costumbre del matrimonio, para algún medio extranjero.
Afortunadamente hay artistas mucho mejores que ellos en este país que no se comportan así con los medios de comunicación. Nunca agradecieron cómo se volcó la prensa de su propio país con ellos cuando consiguieron ganar un Oscar, la cobertura que hicieron y cómo se celebró.
Con esa conducta lo único que se merecen es que se les ignore de manera tajante cuando estén promocionando una de sus películas, aunque eso desgraciadamente no va a ocurrir.