
Si Carlos III de Inglaterra pensaba que el comunicado de su hermano Andrés, en el que anunciaba la decisión de renunciar al uso de sus títulos y honores, iba a ser suficiente para calmar las nuevas polémicas que iban saliendo sobre el 'caso Epstein' o la publicación de las memorias de Virginia Giuffre –con la que Andrés llegó a un acuerdo extrajudicial- estaba equivocado.
Tras dos semanas de encuestas negativas y con la opinión pública en contra, Carlos III ha dado un paso al frente y a través de un comunicado del Palacio de Buckingham que dice lo siguiente:

"Su Majestad ha iniciado hoy un procedimiento formal para retirar el tratamiento, los títulos y honores al príncipe Andrés. El príncipe Andrés será ahora conocido como Andrew Mountbatten-Windsor. Su contrato de arrendamiento en Royal Lodge le ha proporcionado, hasta la fecha, protección legal para continuar en la residencia. Se ha enviado una notificación formal para rescindir el contrato y él se mudará a un alojamiento alternativo. Estas medidas son consideradas necesarias, sin ignorar el hecho de que continúa negando las alegaciones contra él. Sus Majestades desean aclarar que sus pensamientos y solidaridad han estado siempre y seguirán estando con las víctimas y supervivientes de cualquier tipo de abuso".
Aunque en 2019, Andrés ya había abandonado la vida pública y sus obligaciones reales. Fue su madre, Isabel II, quien le retiró los títulos militares de coronel de la Guardia de Granaderos o comodoro aéreo honorario de la RAF (Royal Air Force) así como patrocinios reales.
¿Qué implica la decisión de Carlos III?
En primer lugar, Andrés pierde de modo irreversible los títulos de Príncipe, Duque de York, Conde de Inverness y Barón de Killyleagh, así como el tratamiento de Su Alteza Real. Asimismo, queda despojado de los honores de la Orden de la Jarretera o la Gran Cruz de Caballero de la Orden Victoriana.
Por tanto, esta decisión implica que se va a abrir un procedimiento legislativo, por el que se envían al Lord Canciller y al ministro de Justicia, David Lammy, las órdenes reales necesarias para que la decisión de Carlos III entre en vigor de manera inmediata, evitando el debate parlamentario. Según informa la prensa británica, el Palacio de Buckingham consultó previamente la decisión con el Gobierno, que ha expresado claramente su apoyo a la decisión del Rey.
Asimismo, Andrés, que residía en Royal Lodge, deberá abandonar esta residencia a pesar del contrato en vigor que tenía con The Crown Estate, el organismo que gestiona las propiedades de la Corona, hasta 2078 y que llevaba desde 2003, pagando una renta simbólica de una libra esterlina al mes, algo legal según contrato, pero indecente teniendo en cuenta que vivía en un lugar por encima de lo que le correspondía después de abandonar sus funciones reales en 2019. Asimismo, con la resolución anticipada del alquiler, Andrés podría reclamar una indemnización de unos 600.000 euros.
La pregunta es dónde se mudará Andrés cuando salga de Royal Lodge, aunque la prensa británica apunta a que podría trasladarse a una propiedad de Sandringham, mientras que su exmujer, Sarah Ferguson, buscará ella misma una vivienda alternativa.

