
La infanta Cristina de Borbón ha decidido cerrar definitivamente su etapa en Ginebra para iniciar una nueva vida en España. Tal como revela este miércoles la revista Diez Minutos en su portada, la hermana del rey Felipe VI se encuentra en la recta final de su mudanza a Barcelona, la ciudad que fue su hogar durante décadas y donde ahora ha fijado su residencia permanente. El traslado se produce tras la finalización de una ambiciosa reforma integral de un piso de lujo situado en la exclusiva avenida de Pedralbes, el mismo edificio en el que residió junto a Iñaki Urdangarin durante los primeros años de su matrimonio.
La propiedad, de unos 305 metros cuadrados, ha sido objeto de una transformación radical que ha durado aproximadamente un año. Según los detalles publicados, la Infanta ha apostado por un concepto moderno de espacios abiertos, destacando un espectacular salón con cocina integrada que supera los 100 metros cuadrados. Este espacio principal cuenta con una chimenea de diseño contemporáneo y una imponente mesa de cocina de más de tres metros de largo y 200 kilos de peso, fabricada con materiales de alta gama. La nueva distribución ha sacrificado los antiguos tabiques para crear tres grandes suites, cada una equipada con su propio baño privado y vestidor, buscando la máxima comodidad para ella y sus hijos cuando estos decidan visitarla.

Las imágenes que acompañan el reportaje muestran a doña Cristina supervisando personalmente los últimos detalles de la vivienda estas Navidades. En sus visitas a la propiedad, ha estado acompañada por un equipo de absoluta confianza, incluyendo a dos decoradoras y al arquitecto encargado del proyecto, quien además guarda una estrecha relación personal con el entorno de la Infanta. La elección de este edificio no es casual; representa un retorno a sus años más felices antes de que el palacete de Pedralbes y el posterior proceso judicial por el caso Nóos marcaran el fin de una era para la familia.
Este movimiento estratégico coincide con un momento de mayor serenidad personal para la Infanta. Tras la firma definitiva de su divorcio y el reciente reencuentro público con Iñaki Urdangarin —con quien coincidió en un partido de balonmano de su hijo Pablo—, Cristina de Borbón parece dispuesta a recuperar su espacio en la vida social barcelonesa. Aunque mantendrá sus responsabilidades profesionales vinculadas a la Fundación La Caixa y la Fundación Aga Khan, su base de operaciones será a partir de ahora la Ciudad Condal, permitiéndole estar mucho más cerca de su hijo Pablo, quien reside y juega en Barcelona, y facilitando los traslados de sus otros hijos, Juan, Miguel e Irene, que se mueven frecuentemente entre Madrid y diversas capitales europeas.
La mudanza supone también un alivio logístico para el dispositivo de seguridad de la Casa del Rey, que ya no tendrá que coordinar los complejos desplazamientos internacionales de la Infanta en Suiza. Con la remodelación terminada y los muebles comenzando a ocupar las estancias, se espera que la hermana del monarca se instale de forma efectiva en las próximas semanas, inaugurando un 2026 marcado por el regreso al hogar y la consolidación de su soltería en el entorno que siempre consideró su refugio.
