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Al Pacino, un mujeriego que odia el compromiso y sigue soltero

Pacino cumple 78 años al lado de su último amor, una argentina. 

Pacino cumple 78 años al lado de su último amor, una argentina. 
Con Lucila y su hija | Cordon Press

Hacía tiempo que nada sabíamos acerca de uno de los actores más populares en todo el mundo: Al Pacino. Y nos encontramos: primero que este 25 de abril cumple la ya respetable edad de setenta y ocho años. Y segundo, que estos días se ha estrenado en los Estados Unidos y otros países una película producida por la cadena de televisión HBO, titulada Paterno. En ella, Pacino da vida a un personaje real, el que fuera entrenador de fútbol americano Joe Paterno, quien se vio involucrado en un serio escándalo de pedofilia, aunque en realidad nunca tuvo relaciones sexuales con ningún menor, pero sí se enteró de la identidad del responsable de tan reprobable acción. El telefilme ha sido dirigido por Barry Levinson, a quien recordamos por su magnífica película Rain man. No es la primera vez que Al Pacino se acerca al mundo del fútbol americano, pues ya lo vimos en Un domingo cualquiera. En la ocasión presente de Paterno ha aparecido notablemente caracterizado, con peluquín, muy maquillado y con gruesas lentes, al punto de resultar casi irreconocible.

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Hubo un tiempo en el que, incluso informadores, se equivocaban a la hora de citarlo, confundiéndolo con Robert de Niro. Físicamente, salvo que ambos no tengan elevada estatura, apenas tienen rasgos por los que pudieran ser identificados como parecidos. Pero sucedía tal y como recordamos, quizás porque ambos, entre los años 60 y 80 aparecían a menudo en muchas de las mejores películas salidas de Hollywood. Y quizás por su ascendencia italiana. Rodaron juntos una cinta. Se temían. Eran conscientes de su rivalidad ante sus seguidores. Por lo tanto, procuraban alentarla no coincidiendo en ningún sitio e incluso hablando mal uno del otro, o al revés: silenciándose ambos, dejando que los rumores de enemistad llegaran a la calle y a las revistas de chismes. Aquella película en la que ocuparon los dos papeles protagonistas, medidas sus escenas para que ninguno pudiera sobresalir más, fue un fracaso: Asesinato justo. Vinieron a presentarla en Madrid en septiembre de 2008, en medio de una inusitada expectación. Al Pacino ya había sido agasajado años atrás, en 1996, en el Festival de Cine de San Sebastián. Y finalizando febrero último, resulta que han vuelto a reincidir en otra película: The Irishman. Influyó en este reencuentro el gran director Martin Scorsese con el que ambos han tenido siempre una amistad fraternal, y logró convencerles para que se implicaran en el guión sobre un capo de la Mafia conocido como Frank Sheran. Al dúo se les unió otro rostro muy familiar en esa filmografía de Scorsese sobre los bajos fondos de la Cosa Nostra: Joe Pesci. Un filme de elevadísimo presupuesto que va a sobrepasar al final los doscientos millones de dólares cuando se paguen los derechos de la banda sonora. Otra vez la productora Netflix se hizo cargo de tan costoso rodaje. Y la película, cuyo montaje se cuidará en extremo no podrá ser exhibida hasta el año próximo.

Lo de su nombre artístico, Al, no es sino una reducción familiar, pues en su pasaporte figura como Alfredo James Pacino. Una serie de películas de acción, algunas relacionadas con la Mafia, lo situaron en la cima de la popularidad décadas atrás: El Padrino, con su insuperable interpretación del personaje Michael Corleone, Scarface, de otro jefe de "la familia" al que apodaban "Cara Cortada", o bien Serpico, Tarde de perros, Justicia para todos… Como taxista, policía o detective heterodoxo, Al Pacino incorporó siempre a tipos generalmente de la calle con una credibilidad para los espectadores y la crítica. Siempre con esa mirada suya, tan escrutadora como cínica.

¿Y qué ha sido y es de su vida íntima? No es Al Pacino, como tantos otros ídolos, amigo de contar sus amantes y dar detalles de sus experiencias sexuales. Para ello ya están los cronistas de Hollywood que nos ponen al tanto, no como en los viejos tiempos de Elsa Maswell, Louella Parsons, Hedda Hooper y otras cotillas, pero con historias suficientes para saber que Al Pacino es uno más entre los mujeriegos que fuera de la pantalla se ha llevado a la cama a importantes mujeres. Quizás la más conocida de todas ellas fuera Diane Keaton, que con su carita de maestra de escuela como de no haber roto un plato ha tenido ligues importantes, como su unión con Woody Allen. Claro que con Al Pacino la cosa fue diferente. Digamos que se veían por temporadas, sin romper del todo sus lazos sentimentales. Como dos amigos que de vez en cuando quieren solazarse, se citan, practican el amor, y luego se pasan meses sin cruzarse siquiera ningún "whatsApp". La pasión entre ellos surgió rodando una de las partes de El Padrino. También de otros rodajes vienen a cuento sus relaciones con Marthe Keller y Kathleen Quinlan. Por no reproducir otros nombres de segundonas del cine, aquí prácticamente desconocidas.

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Diane Keaton y Pacino | Cordon Press

Ya más en serio, en su "curriculum" amatorio hay que asociarlo con la actriz Jan Tarrant, con la que convivió un año a partir de 1988. Tuvieron una hija, Julie Marie, a la que el actor dio su apellido. No así a los dos retoños que nacieron de su coyunda con la profesora teatral Beverly D'Ángelo, Olivia y Anton James, a los que por lo sabido no quiso reconocer. Ignoramos la razón pero sus apellidos son los de la madre, con quien estuvo desde 1997 hasta 2003. En la actualidad, Al Pacino tiene por compañera a la actriz argentina Lucila Pollak, a quien conoció en 2009 (quien en su país es conocida como Lucila Solá).

Hasta la fecha, y no parece que a su edad vaya a cambiar de actitud, continúa siendo refractario al matrimonio. Contumaz soltero, dice que le va bien así, sin firmar papel alguno, sin compromiso. Probablemente es que le falta empatía con las suegras… No se ha encontrado todavía antídoto frente a ello.

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