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La misteriosa desaparición de Charlène de Mónaco de la vida pública

Nueva ausencia de la esposa de Alberto II de Mónaco en un viaje oficial, esta vez en la ceremonia de entronización de Naruhito de Japón.

Nueva ausencia de la esposa de Alberto II de Mónaco en un viaje oficial, esta vez en la ceremonia de entronización de Naruhito de Japón.
La princesa, durante la celebración del Día Nacional de Mónaco en 2017 | Cordon Press

Japón ha vivido esta semana un momento histórico para el país con motivo de los actos de entronización del emperador Naruhito que se celebró en el Palacio Imperial. La ceremonia tuvo la presencia de jefes de Estado de más de 190 países, entre los que se encontraban, además Felipe VI y Letizia, Guillermo y Máxima de Holanda, Carlos de Inglaterra, Federico y Mary de Dinamarca, el rey Carlos Gustavo de Suecia y su heredera Victoria o Alberto de Mónaco que, de nuevo, se dejó ver sin la compañía de su mujer Charlène.

No es ninguna novedad que la mujer del mandatario monegasco decidió borrarse de la agenda pública del Principado y solo se deja ver en contadas ocasiones, algo que por cierto, anunció nada más casarse: "Necesito un período de adaptación, seré una princesa a mi manera". Pero la exnadadora olímpica parece que no se ha adaptado ni tiene intención de hacerlo. Charlène se alejó casi por completo de las miradas cuando anunció el embarazo de sus mellizos Gabriella y Jacques hace cinco años y su ausencia ya resulta algo normal en Mónaco.

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Alberto de Mónaco saluda a los nuevos emperadores

Desde que nacieron los niños, Charlène tampoco acude al tradicional Gran Baile de la Rosa, la imponente gala anual que celebra Mónaco para dar la bienvenida a la primavera. A la princesa no le gusta ser el centro de atención y es prácticamente imposible verla en los actos más emblemáticos de la familia Grimaldi. Pero no solo se trata de fobia social. Es un secreto a voces en el Principado que la esposa de Alberto y su cuñada Carolina de Mónaco no se soportan. Ni siquiera quieren cruzarse en los eventos familiares más importantes, como sucedió en la boda de Pierre Casiraghi, hijo menor de Carolina, con Beatriz Borromeo.

A petición de su marido Alberto II, Charlène acude prácticamente obligada al Baile de la Cruz Roja que se celebra en julio o a las fiestas de Santa Devota, patrona del Principado de Mónaco. Este año acudió a la gala con un espectacular vestido verde con capa de la colección atelier de Versace, donde marido y mujer se dedicaron varias muestras de cariño para acallar los rumores que hablaban de la mala relación que tiene el matrimonio desde que se casó hace ya ocho años.

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Otros actos en los que se ha dejado ver este año con cara triste y bastante desanimada fueron la 59 edición del Festival de Televisión de Monte-Carlo, el Gran Premio de Fórmula 1 o la visita de Estado del presidente de China Xi Jiping. Esto contrasta con aquellas polémicas fotografías que publicó en exclusiva la revista italiana Oggi en las que se veía a la princesa animada y sonriente a bordo del yate Lionheart, propiedad del magnate Philip Nigel Ross Green, junto a un atractivo y anónimo caballero. Lo mismo ocurrió cuando disfrutó en la intimidad de su familia de una fiesta privada en la Polinesia Francesa al lado de celebridades mundiales como Lady Gaga.

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