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Carlos Pérez Gimeno

Triste adiós a Jaime Ostos

Ha muerto el matador de toros.

Ha muerto el matador de toros.
Jaime Ostos | Gtres

La repentina muerte de Jaime Ostos ha sido toda una sorpresa. Cierto es que hasta
para morirse, hay que tener suerte, y eso mismo es lo que le ha pasado al maestro. Es
de envidiar que ha disfrutado de la vida hasta el último momento. Como es sabido se
encontraba pasando el Fin de Año en Colombia, disfrutando de unas vacaciones con
su mujer, Mari Ángeles Grajal, en compañía de amigos, y la gran anfitriona Maika
Pérez de Cobas, con la que les unía una buenísima amistad. Es la presidenta de la
Asociación Española Conta el Cáncer de Marbella desde hace varios años.

Me hizo mucha ilusión recibir la felicitación de ellos el día 31, un detalle que demuestra
cómo eran como personas. Un gusto verles cómo lo estaban pasando.
Mi relación con le matrimonio siempre ha sido muy buena, hemos coincidido a lo lago
de los años en muchos actos sociales, y siempre han tenido palabras y gestos muy
cariñosos, cuando les he entrevistado a lo largo de mi carrera profesional. Hay que
reconocer que el diestro tenía un carácter fuerte, pero si te llevabas bien con él, era
una persona muy agradable y muy respetuoso.

Tenia una energía fuera de lo normal, y cuando se sentía a gusto, rodeado de gente que le gustaba, se arrancaba bailando sevillanas y hay que reconocer que era un espectáculo verle. Recuerdo la última entrevista que le hice, en la exposición de sus cuadros, ya que la pintura era uno de sus hobbies. Fue en el Hotel Wellintong, el preferido por los toreros, donde tambiénestaba José Ortega Cano.

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Llamaba la atención la magnifica relación que tenía con su mujer, que le sabía llevar
como nadie, y él le hacía mucho caso en todo. Le llamaba "Solete", cariñosamente, lo
recuerdo muy bien, compartiendo un coche en Sevilla, en el que íbamos Daniel
Carande y yo con ellos después de una cena, de los premios ESCAPARATE,
celebrado en el Palacio de Dueñas, camino del hotel donde estábamos alojados.

Despedirse de la vida a los 90 años, después de haber vencido al dichoso coronavirus,
y haber disfrutado de una magnifica fiesta en Cartagena de Indias, acostarse y no
despertar, cualquiera firmaríamos por un final similar.

Sin lugar a duda se va uno de los grandes matadores de toros.

En Chic

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