La crónica rosa de Es la mañana de Federico ha contado con Isabel González, Alaska y Beatriz Cortázar para debatir todos los temas de la actualidad social, incluyendo el nuevo "montaje total" -así lo llamó Federico Jiménez Losantos- de Rocío Carrasco para dejar en evidencia a Ortega Cano con los objetos de Rocío Jurado.
Una burda maniobra de Rociíto para, junto con Sálvame, montar un espectáculo con la recepción de las cajas en la puerta de la casa de Ortega. Tal y como consideró Jiménez Losantos, estaba "todo pactado, amañado, para que el repartidor le entregase las cajas" ante las cámaras. Por suerte Ortega estuvo bien asesorado por sus abogados y no dio lugar a ese momento, "una maniobra abyecta y estúpida que ya no cuela"; una "trampa" a un señor que encima "es el viudo" diseñado para fingir ser un "homenaje a mamá" y "hacer parecer la buena" a ella, Rociíto.
Se trata del enésimo intento de Rocío Carrasco para explotar la figura de su madre fallecida, ya que -tal y como dijo en esRadio Federico- en Telecinco "están con la muerta a todas horas. La segunda temporada de cobrar para seguir viva va a seguir cobrando pero ahora por otra cosa", dijo en referencia a la defenestración pública de Antonio David en la primera temporada de Contar la verdad para seguir viva.
La crónica rosa ahondó en la actuación de Rocío Carrasco, que ahora quiso presentarse como víctima de su familia, una familia a la que mandó objetos que fueron rechazados. Pero que en realidad supone un cambio de actitud de Rocío, que hace unas semanas y en medio de un proceso judicial llamó al torero "el Ortega" en modo despectivo, y que de su hermana Gloria Camila consideró que "no sabía qué hacía metida en esto", haciendo de menos su papel de hermana e hija de Rocío Jurado.
La periodista Beatriz Cortázar fue testigo de todo lo ocurrido en los platós de Telecinco. Y describió en esRadio lo vivido por Gloria Camila Ortega, que contó la trastienda de cómo ocurrió todo y certificó la emboscada de La Fábrica de la Tele y Rociíto a su padre y toda la familia. "Lo que cuenta Gloria es que sobre las dos de la tarde estaba su padre en Carrefour y recibió la llamada de la empresa de mudanzas, que le llevaban un paquete. Y fue con Aniceto, su cuñado. Ortega llevaba prensa pero pesaron que los habían despistado. Resultó que la prensa estaba esperando en su casa. Y ahí ve un camión grande".
Era el camión con las pertenencias de Rocío Jurado que Rocío Carrasco les devolvía tras muchos años en su poder. Pero lo devolvía sin avisar y para captar su reacción ante las cámaras de Sálvame y otros reporteros. Tras intuir la burda maniobra de Rociíto, "Ortega se mosquea y llama a su abogado, Enrique Trebolle, que le dijo que no asumiera la recepción".
La crónica rosa de Es la mañana de Federico ahondó a partir de ese momento en lo que no contó Rocío Carrasco de cuando abandonó, a la muerte de su esposa, la casa de La Moraleja para que su hija pudiera venderla. Es la casa de donde proceden gran parte de esos mismos objetos que ahora Rocío finge querer devolver y que ella, la heredera universal, "tenía prisa" por vender.
"A los seis meses a Ortega se le dijo que tenia que desalojar la casa de La Moraleja. Y se fue a Yerbabuena". Lo particular es cómo ocurrió todo, tal y como desveló Cortázar en esRadio, que fue "corriendo y de mala manera": "Ante esa situación tensa Ortega cogió con sus manos sus enseres y una furgoneta de su cuadrilla y ahí se quedaron muchas cosas. Y desde entonces nunca más, los chicos -Gloria Camila y José Fernando- nunca han sabido qué había o dejaba de haber". Es decir, todo aquello que Rocío Carrasco a continuación "metió en un guardamuebles todos estos años".