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Las aventuras de Iñaki Urdangarín: sin casa, sin coche y sin decir dónde está el dinero

Iñaki Urdangarín, ya con la libertad condicional, afronta una nueva fase de su vida.

Iñaki Urdangarín. | Contacto Photo

La relación entre Iñaki Urdangarín y su paisana Ainhoa Armentia se consolida, en tanto se especula, no ya con la separación "de facto" de los ex-Duques de Palma, sino con el previsible divorcio, este año que transcurre. Es fácil imaginar que esa disolución civil del matrimonio habrá de pactarse de mutuo acuerdo, teniendo a los cuatro hijos de la pareja como futuros beneficiarios en lo que respecta a los bienes familiares. Luego, tal vez algunos de los dos, Cristina sobre todo, trate de que su matrimonio religioso tenga cerca del Tribunal de la Rota objeto de nulidad. Difícil pero por casos ya conocidos, no pueda disolverse. ¿Se acuerdan de Julio Iglesias e Isabel Preysler? Mucho peleó Gracia de Mónaco para que su primogénita pudiera resolver su problema con aquel marido infiel llamado Phippe Junot.

Nueva etapa para Iñaki Urdangarín: obtiene la libertad condicional

Pensando en el día de mañana, Iñaki, debidamente asesorado por su abogado barcelonés, habrá de recibir su parte correspondiente, aunque firmara antes de su boda las consiguientes cláusulas y la separación de bienes. Siempre hay flecos a los que acudir según la jurisprudencia. Y Cristina de Borbón, por muy dolida que esté con su todavía legalmente cónyuge querrá "cerrar página", aun a costa de ceder en ese asunto de las particiones… si es que hay algo que partir, léase patrimonio o cuentas bancarias. Por el momento, Urdangarín no posee casa propia, ni automóvil y atendiendo a las imágenes últimas, se le ve yendo al despacho de abogados Imaz & Asociados en bicicleta. Propia, o alqulada. De ellos percibe un sueldo mensual de novecientos euros mensuales.

¿De qué vive, entonces, con tan exiguo emolumento? Tendrá algunos ahorros. Reside en una casa de su madre, en Vitoria, quien lo ayudará en ese aspecto económico, quizá alimentado por lo que se denominaría el caso Nóos. Y si busca alguna vivienda, llegado el momento de convivir con Ainhoa, ya encontrará el medio para solventar cuantas necesidades precisen los tortolitos. Nada que ver con el lujo que, antes de entrar "en el maco", disfrutó. ¡Y cómo desfilaba, enhiesto y creído, el mozo de cerca de dos metros! En el Palacio de Oriente, en embajadas, en eventos protocolarios. Facha, tenía. Pero ya se ha visto que, presuntamente, principios morales, pocos. Muchos disgustos proporcionó a sus padres. El progenitor murió. No tuvo que pasar por la vergüenza de verlo encarcelado.

Urdangarin, cada vez más cerca del Barcelona: "Está de prácticas"

Desde que Iñaki ingresara en la prisión de Brieva el 19 de junio de 2018 para cumplir su condena de cinco años, ya con la libertad condicional, su peculio familiar parece consistía en una transferencia que la Infanta Cristina le enviaba, estimada en cinco mil euros cada treinta días. Si fue así, pues el dato nunca se ha hecho público que sepamos, dinero más que suficiente para un preso que tiene alojamiento y comida gratis. Y en adelante, cuando está claro que la Infanta ya no tendrá esa obligación, a Urdangarín sólo le queda en su suerte económica lo que pueda obtener tras el previsible divorcio, como apuntábamos ya líneas atrás. La generosidad de doña Cristina, intuimos, puede que vuelva a manifestarse. No se ha desprendido ella, al parecer, de su anillo de boda. Legalmente, repetimos, continúa siendo la esposa de Iñaki. Según rumores, aunque ya estaba al cabo de la calle de otras infidelidades, cuando ella se enteró de que su marido le ponía los cuernos de manera tan manifiesta en una playa cercana a Bidart, deseaba poner fin cuanto antes a su matrimonio. Pero fue él quien le pidió que en el comunicado público que emitieron, apareciera el término eufemístico de "interrupción matrimonial". Lo mismo que había sucedido años atrás con la Infanta Elena y su esposo, Marichalar. ¿Qué razón sostenía Urdangarín ante su mujer? Que si solicitaban el divorcio a él podría perjudicarle ante las autoridades carcelarias que estudian su libertad condicional, pues de momento es un preso clasificado en tercer grado. Le restan aún dos años hasta obtener la libertad definitiva.

¿Tiene visos de boda civil la que puedan celebrar, llegado su divorcio, Iñaki y Ainhoa Armentia, pues ella también está en trámites de lo mismo con su marido? Es posible, pero aún es más que probable que transcurran unos cuantos meses, si no más de un año. Ainhoa, analista contable, de cuarenta y tres años (Iñaki cumplió cincuenta y cuatro el pasado 16 de enero), llevaba casada diecinueve con Manuel Ruiz, padres de dos hijos. Desde luego lo que sí parece ya irremediable es que Iñaki y la Infanta no harán las paces. Que se sepa se vieron por última vez, hasta la fecha, el último 11 de febrero, en Barcelona. Se ha rumoreado que en el reciente viaje a Dubai de doña Cristina para ver a su padre, éste le insistió, como ya había hecho cuando se desató "el caso Nóos", que pusiera fin a su desgraciada unión.

Iñaki Urdangarín y Ainhoa Armentia, más que 'compiyoguis'

Los avatares por cuanto ha vivido Cristina de Borbón han perjudicado seriamente a la Familia Real. Afortunadamente su hermano, el Rey Felipe VI, por muy dolorosa que fuera su decisión, ha cortado su relacion con ella, al menos oficialmente, ignorándose los encuentros, pocos, a veces silenciosos, entre ambos, como en algún funeral, o en Navidades. La Infanta continúa residiendo en Ginebra junto a su pequeña hija Irene, donde tiene su trabajo en la Fundación Aga Khan, puesto que obtuvo gracias a la gran amistad que don Juan Carlos tiene con ese príncipe, y que le reporta una respetable cantidad al año, fijada en trescientos mil euros. Cuando en 1997 celebró su boda en la Ciudad Condal nada hacía presagiar como tantas veces viene repitiéndose que a pesar del amor que siempre expresó hacia Iñaki Urdangarín éste pudiera engañarla. No fue ella ajena del todo a los tejemaneces del vasco en el caso Nóos y sus ilícitos negocios. Nadie se creyó que los ignoraba, llevando el tren de vida que ostentaban, e incluso hay quien señala que los lideraba. Cuando la imputaron por tráfico de influencias en 2013 y tuvo que sentarse en el banquillo, un año más tarde, ante el juez de Palma de Mallorca, imágenes que dieron la vuelta al mundo tan perjudiciales para la Monarquía, "hizo de tripas corazón". La resolución judicial les pareció benévola a muchos ciudadanos. Cristina salió absuelta de ir a la cárcel. Que tuviera que afrontar ciertos desembolsos económicos era lo de menos, en cuestión de multas. Se libró de pena de cárcel insistiendo en que ella nada sabía de los negocios de su marido, repitiendo lo de "no sé", "no sabía", "no me acuerdo"… A veces, según quién, "la pérdida de memoria repentina" tiene efectos positivos.

Tiempo atrás los servicios secretos estaban tras los pasos de la Infanta y su marido. No se ignoraba que el jugador internacional de balonmano había roto su compromiso nupcial con una joven catalana, poco antes de convertirse en novio de la hija menor del Rey. Sin darle muchas explicaciones. Eso alimentaba la especie de que el vitoriano podía "dar un braguetazo". Y así ocurrió. Pero estaba claro que su idiosincrasia correspondía a la de un tipo ambicioso. La Fortuna, así, con mayúsculas, la suerte o como quieran llamarla, se había puesto de su lado. Por guapo. La Infanta Cristina así se enamoró de él al primer golpe de vista. Y como guapo quiso luego también aprovechar cuantos encuentros femeninos le deparó la vida, incluso de casado, cuando se enamoró de la mujer de un colega. Una ex-novia suya que luego se casó con un compañero del F.C. Barcelona de baloncesto. Pareja testigo de la boda de los entonces felices Duques de Cádiz. Nada atemperó los deseos sexuales de Urdangarín: "Sé que estás bien, tu marido me lo dice. Dime cómo te viene bien el viernes para cenar… ¡y follar!, que de follar no te libras" Y con dicha mujer de un amigo suyo, Iñaki tuvo más de un encuentro sexual. De una tacada, le era infiel a la Infanta y traicionaba a su amigo del club catalán. Y Urdangarín tan contento. Aquello sucedió entre 2003 y 2004 .Le enviaba a la furtiva amante "e-mails" con estas lindezas: "Hola, pedazo de mujer, ojos azules". Don Juan Carlos estaba al tanto, pero no era él, precisamente, un espejo de virtud en esos trances de faldas de por medio. ¿Cómo iba a dar lecciones de moral quien engañaba a doña Sofía constantemente?

El viaje secreto de Cristina a ver a Juan Carlos "por soberbia, déspota y sacamantecas"

¿Qué podía esperarse de Urdangarin en cuestión de faldas? Pues que se encandilara de una rusa bellísima, con la que tuvo encuentros con derecho a roce. En esta relación intervinieron los espías del CNI por si la paisana del dictador Putin era una agente extranjera que quisiera servirse del yerno del Rey Juan Carlos. Hasta que averiguaron que la rusa no era espía y que Urdangarín, simplemente, se lo había "pasado pipa"con aquella rubia eslava, estando casado con doña Cristina.

Los propios escoltas de Iñaki informaban a sus superiores de las aventuras extramatrimoniales del sujeto. Y el jefe del CNI en contacto con Rafael Spottorno, a la sazón Secretario General de la Casa del Rey, acordaron que Iñaki Urdangarín debía ser expulsado de la Familia Real. ¿Cómo? Operación complicada. Don Juan Carlos estaba hasta el gorro de los negocios y aventuras de su yerno. No sabía qué hacer con él, pese a las advertencias que le hiciera. Doña Cristina se opuso a separarse de su marido. Y ahí acabó aquella operación del CNI. Aguantó carros y carretas la Infanta. Para que ahora se haya convencido de que su marido no era de fiar.

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